Venezuela, bello país de miles de tradiciones, mujeres hermosas, paisajes soñados, buena comida, pero sobretodo caracterizado por el amor y el carisma de su gente; grandes han sido los momentos que hemos vivido en esta tierra de gracia cuando destacábamos en cualquier disciplina deportiva, cuando nuestra música era admirada por el mundo y el centro de atención que copábamos era nuestros recursos naturales, la calidad de nuestra televisión y nuestro inmenso potencial para hacer bien las cosas.
Desde los años 70 mi país era visto como fuente de nuevas oportunidades cuando en otras latitudes existía terror y desolación, abrigamos a más de uno que llegaba como decía mi abuelo “con una mano delante y otra atrás sin nada”, les dimos amor y una oportunidad para comenzar de cero y vivimos los mejores tiempos con el auge petrolero que ningún habitante se hubiera podido imaginar, grandes también fueron los fracasos que se vivieron en esos años pero nunca faltaba la alegría y el sabor de decir que orgullo es ser venezolano. Pasamos por diversas crisis que no era ni la sombra de lo que se vive hoy en día, lloramos un “Caracazo” pero aún así nos levantamos y seguimos adelante, sufrimos dos golpes de estado inescrupulosos que solo el egoísmo de un militar rebelde logró apagar varias vidas que se alzaban, pero eso tampoco nos quito la dicha de vivir en felicidad. Pasaron los años y llegó el trágico diciembre en el cual ese mismo personaje que causo el dolor desconsolado de muchas madres pasaba a ser el presidente de la República, desde ese momento nada volvió a ser lo mismo y nadie podría cambiar el rumbo que nos esperaba con el lema de “revolucionar“.
Tal como decía el libertador Simón Bolívar en su celebre frase ” un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción” caracterizó el lema de muchos venezolanos con la proeza de vivir el sentimiento bolivariano, pero que nada más se disfrazaba de un populismo manipulatorio producto de la puesta en práctica de un “estado paterno” que lo daba todo por nada y que tarde o temprano pasaría factura. Tras la presencia en el poder durante 14 años de ese ser una tarde de marzo se produjo su fallecimiento y con ello comenzaría la ola de desgracias que vendrían por delante.
Gracias a las falsas políticas económicas cambiarías sustentadas por controles, derivaron a un aumento devaluativo de nuestra moneda llegando hasta el sol de hoy a convertirse en la moneda con menor valor de toda Sudamérica y una de las peores del mundo; no todo lo peor se relacionaba con ese aspecto sino que esas decisiones lograron daños colaterales como poseer al día de hoy el índice de inflación más alto del mundo con 500%, el salario de nuestros trabajadores es pulverizado ante tales cifras unido al desabastecimiento pronunciado en el área alimenticia, que ha producido centenares de filas para solo poder comprar productos de la canasta básica a precios regulados, la falta de insumos también se ha visto reflejada en los medicamentos, llegando a provocar la muerte de miles de niños, jóvenes y adultos por lo que muchas veces no se encuentra el tratamiento que necesitan; no solo este sector a sido afectado por el problema sino que el aumento del valor del dólar a manos de un paralelismo ha provocado la falta de repuestos, productos básicos de higiene y hasta juguetes, el solo hecho de conseguirlo ya significa comprarlo a un elevado precio que cualquier venezolano no puede costearse.
Nuestra crisis actual no solo tiene un causante original sino un promotor actual, que por sus malas políticas, su inexperiencia en el área, su falta de educación y muchos otros factores han llevado a Venezuela a la quiebra, nuestra patria ha visto despedir a muchos de sus jóvenes habitantes por la falta de oportunidades, la inseguridad que se vive día a día y que ha cobrado la vida de miles de los nuestros, el alto costo de la vida y el deseo de un mejor porvenir en otros países. Actualmente nuestro país esta sumergido en un marco difícil pronunciado por los bajos precios del petroleo, principal producto de exportación y que de una u otra manera ha influido en las grandes dificultades que se viven ya que las pocas divisas otorgadas por el estado a las industrias han ido en declive, agudizando la falta de producción y con ello la perdida de 720.000 empleos y cierre de empresas, por lo que cada aumento decretado por el ejecutivo nacional no ha servido para asegurar la capacidad adquisitiva sino empeorarla más y más.
Para el 2017 se espera que mejore algo las cosas pero sino se cambia el dichoso sistema político y económico ¡¡ni Dios nos sacará de esta desgracia !!, por lo que en la búsqueda de un cambio la principal arma de ejecución somos nosotros mismos y nuestra actitud