Revista Comunicación

La crisis griega y la derechización de Europa

Publicado el 25 junio 2011 por Jackdaniels

El acoso y derribo a Grecia pasa ahora por aplicación de un nuevo rescate de 138.000 millones de euros, que garantizaría la financiación del Estado hasta 2014, y la concesión de un paquete de 20.000 millones de euros por parte de la Comisión Europea destinado a la promoción de empleo y la realización de obra pública.

Una paradoja que se suma a los dos rescates ya aprobados, el primero de 110.000 millones en 2010 y el segundo de 78.000 que se aplicará de inmediato, una vez que el Parlamento heleno haya aprobado la semana entrante un plan de austeridad y privatizaciones por el mismo importe.

Los beneficiarios directos de esta retahíla de millones que pululan entre condiciones indignantes de rebaja y recorte, cuando no supresión a secas, del Estado del Bienestar son los bancos. Las entidades bancarias están en un proceso de retirada en su grado de exposición a la deuda griega. En 2009, los bancos europeos exponían 500.000 millones, mientras que en 2010 han pasado a 230.000 millones, un 55% menos. Los alemanes han pasado en el mismo período de tener un 12,6% del PIB alemán en deuda periférica a un 7,5%. Los franceses del 11,4% al 7,8%. La exposición de los bancos españoles ronda los 1.000 millones de euros, el 1% del total de la deuda en manos del sector financiero internacional.

El objetivo del segundo rescate es seguir reduciendo el grado de exposición para lograr en el horizonte de 2013 que la inevitable reestructuración apenas tenga efecto en sus cuentas. En esa fecha, será el Banco Central Europeo el principal acreedor de Grecia y, por lo tanto, el que asuma el mayor grado de riesgo. En caso de pérdidas ya se sabe quién las pagará y los bancos saldrán ilesos e impolutos.

Lo más curioso del caso es que esta inverosímil pitueta financiera se lleva a cabo aún a sabiendas de que, como ha reconocido la propia Angela Merkel, fue la banca la que azuzó los problemas de Grecia con una especulación desmesurada. Pero lejos de obligarlos a pagar la factura, ni siquiera parte de ella, la canciller ya les aseguró ayer que la ayuda de los grandes bancos franceses y alemanes a los gobiernos del euro no les va a suponer coste alguno. Que para eso ya están los pagaches de los ciudadanos europeos.

Pero todos estos movimientos de dinero especulativo tienen su correspondiente y paralela lectura política, que no deja de ser significativa. En Portugal, la oposición conservadora dejó caer al gobierno socialista al no apoyar unos recortes pactados con Bruselas que, inmediatamente después de hacerse con el poder, comenzó a aplicar a rajatabla.

Grecia va por el mismo camino, puesto que el líder conservador de la oposición, Antonis Samaras, la misma que falseó las cuentas del país durante más de diez años, ya ha manifestado su descontento con las medidas anunciadas, en lo que algunos consideran un estrategia premeditada para derribar al gobierno de Papandreu y hacerse con el poder. Una actitud parecida es la del líder del PP español, Mariano Rajoy.

Todas formaciones políticas, incluidas las de Merkel y Sakorzy, que se caracterizan por aplicar medidas políticas similares, cuando no copias exactas, a las que provocaron la crisis. Otra paradoja inexplicable, como la amenazante expansión del imperio azul en la geografía política de Europa.



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