Revista Cine
Pues tiene que ser Ana, nueva lectora, quien me hace cierto comentario que yo no debería tardar tanto en descifrar. Vamos, que me hace recordar que esto de intentar alejarse algo de la prensa convencional y donde planta sus focos es como un proceso en el que te sientes inicialmente en fase de aislamiento, pues todas las referencias se reubican. Y es cierto lo que Tuli me dijo: algo así como que la calle era el mejor periódico. Aún así, el que una librería llamada Catalònia cierre tras 88 años y en su lugar se vaya a ubicar un McDonalds es algo de lo que yo debería enterarme más pronto de lo que lo he hecho. En fin: un pretexto para volver a escribir, que ya lo necesitaba. Otra piedra más en el enorme edificio construido por hoteleros y restauradores y boutiques de moda para que la Barcelona que ya es tan post-olímpica que empieza a parecer pre-olímpica sea una enorme máquina tragaperras para turistas. Da igual de dónde vengan y dónde meen sus borracheras. Europeos (o sea, más europeos), japoneses o rusos. Cuélguese la cámara, babee delante de la Pedrera, pague 7 euros por una jarra de cerveza y vuelva a casa con una denuncia porque le han robado la cartera. Gaudí quiere decir, fonéticamente, disfrutar. Pues ale, quite esa mierda de librería que no hace más que estorbar, a quién va a interesarle un librito con el que lo único que vas a hacer va a ser abanicarte en julio y pasarle el plumero cada par de semanas. Va: joderos, elementos culturales, pasad esa época de vacas flacas que os habéis buscado con el rollo de la cultura gratuita y las descargas y el crowdfunding y esa sarta estrafalaria de sandeces. Cuantos escritores están gordos, leches. Si hasta el plomo de Pérez Reverte está pidiendo a gritos que le pongas un vaso de leche con galletas.Mientras, recuerdo que Selene ha decidido envolver primorosamente sus escritos de la web y decidir que salten a las estanterías. Eso son cojones. Recuerdo también que Blue se ha embarcado en una aventura consistente en fotografiar libros asomados en el balcón de su casa, y que me da envidia su cuidada selección repleta de Anagramas, Alpha Decays, Blackie Books, Acantilados, Libros del Asteroide y algo de Tusquets (pero libre de Murakamis, ergo, esquivando el cuerpo a cuerpo). Y como esto ya queda muy solipsista recuerdo que he prometido crear la solapita con mis lecturas en ciernes, que es eso, cernirse, lo que hace una pila precaria, cernirse y cimbrearse con la brisa matinal, con el humo del café, que a veces se levanta rabioso, como una ventisca marrón de esas que acojonan a los australianos.