Toda decisión de ajuste, tendrá mas gente en contra que a favor, por lo que para hacer las cosas necesitamos fuerzas, y para aumentar fuerzas necesitamos realizar consensos, incorporar ideas de otros, diferentes a las nuestras. Para tomar una decisión, no son suficientes solo los deseos de cada uno ni su racionalidad. La política, la posibilidad de hacer, de cambiar las cosas está íntimamente ligada con las fuerzas de que dispongamos para ello, así que sin pensar en aumentar las fuerzas toda posibilidad de cambio es un absurdo. Si cualquiera de los grupos o colectivos izquierdistas, o sindicalistas, piensan que ellos podrían haber tomado otras decisiones que hubieran minimizado el impacto de la crisis, están en un error y si lo hacen creer así a la gente están fomentando falsas expectativas.
Hasta aquí hemos llegado. Con una pérdida de confianza de los ciudadanos en las instituciones y en los partidos, que llevan a los ¾ de población a desconfiar de los líderes de los dos grandes partidos de gobierno PSOE y PP. Con un grado tan grande de desconfianza y poquísimo apoyo, el gobierno ha iniciado en solitario un proceso que pretende realizar amplias reformas, en el mercado de trabajo, sector financiero, pensiones públicas, tributación fiscal, sectores energético, educativo, reordenación de la administración pública, y un largo etc., precisamente ahora con la menor imbricación de los ciudadanos con partidos e instituciones, pretenden modificar cuestiones profundas que podrían perdurar 20 años. Parece un nuevo error.
En este país tenemos que entender que un tercio de la población no puede, no solo en sentido moral, además en el de no tener fuerza, imponer sus criterios al resto, gobiernen unos u otros, o aceptamos este hecho, patente en todas las elecciones donde los ganadores lo son por un tercio de votos, quedando un tercio para otra alternativa y un tercio mas entre otros grupos estatales, nacionalistas y abstencionistas, o lo aceptamos o avanzaremos poco y a trompicones. Por eso hay que integrar, hay que sumar y aceptar las diferencias cerca de nosotros, porque ‘eliminar’ a un numero tan enorme de gente es imposible.
En todo caso es ahora cuando formular propuestas tienen mas sentido, es momento de presionar para que la educación tome tal o cual dirección o los contratos de trabajo contengan tal o cual idea, es ahora cuando tiene sentido la presión sindical y política, pero lo tienen en cuanto propuestas concretas, las posibles de aplicar en el nuevo contrato social aquí y ahora es donde conviene mostrar nuestras ideas revolucionarias.
Y si unas propuestas no entran a formar parte del total en cada momento, no podemos abandonar y retinarnos con el resto de ideas en el bolsillo. La apuesta no puede quedar reducida a todo o nada. Esta actitud perfectamente asimilada por la derecha, (liberales, neoconservadores), sumar ahora lo que se pueda, hasta la próxima vez que pueda sumar otro poco, es una actitud muy poco insertada en los comportamientos la sangre de la izquierda, pero ya es hora de ponerla en marcha.
Cada asunto a reformar, requiere amplias discusiones y variadas decisiones a tomar, todas ellas muy concretas, probablemente contradictorias y en absoluto garantía de ser las mejores, puesto que tendrán que ser consensuadas y por tanto pueden contener mas Estado, mas Europa, mas política y ser mas cercanas a los intereses ciudadanos, o lo contrario. Ahora es el momento de proponer, de presionar. Si dejamos este espacio vacío será ocupado por otros y la crisis no ha terminado, para muchos no hace mas que empezar.