La cruda realidad es... cruda, tal cual. Una vez más. Las relaciones vuelven a ser el tema candente, no sé muy bien si es por el mal tiempo, porque llega la primavera o por qué, pero mis chicas han vuelto a toparse con ese muro que es la R e a l i d a d. En fin. Pongamos el ejemplo:
Ejemplo 1
Solterita que conoce al chico A. Ese chico es dulce, simpático, trabajador, buena persona, responsable, mono, detallista, cariñoso. La Solterita accede a mantener una relación con él, cansándose a los tres meses.
Ejemplo 2
Solterita que conoce al chico B. Ese chico es guapo a rabiar, algo irresponsable, encantador, carismático, algo malote, aventurero. La Solterita accede a mantener una relación con él. Posibles cuernos, abandono.
Y el problema de estos ejemplos es: ¿Por qué siempre preferimos al chico B en lugar de al chico A? En Sensación de Vivir nos gustaba Dylan en lugar de Brandon (quizá no sea el mejor ejemplo, pero pilláis el concepto) o a las seguidoras de Sexo en Nueva York, nos quedamos con el maeraperdices de Mr. Big en lugar de vivir felices y comer perdices con Aidan; o mejor, ¿cómo resistirse al sex appeal del carismático y maligno Chuck Bass? A dónde quiero llegar: ¿por qué siempre nos encontramos en esta encrucijada? El problema está en decidirse, pero, como supongo, es demasiado difícil.
Conozco muchas situaciones en las que el-mejor-amigo se declara. El chico perfecto, encantador, o en suma: el que nos conviene. Pero está ese hombre apasionado, malo, que obviamente no tendríamos que ver ni en pintura, pero es el que queremos.
¿Merece la pena arriesgarse? ¿Pasarlo mal? Amigas mías, esa es una de las grandes incógnitas del mundo de las relaciones. ¿Qué hacer? ¿Escoger el que quieres o el que te conviene?
Solamente deberíamos de pensar en qué es lo que nos hace feliz. Quien no arriesga, no gana, y lo que se decida, no hay que osar arrepentirse. Al final, solo se vive una vez ;)