La Cruz

(II.4) SIMBOLOGÍA CRISTOLÓGICA.

Instrumento de suplicio de Jesucristo y como altar donde se consumó el sacrificio redentor, tiene una parte absolutamente esencial en el culto cristiano, y no sólo en el culto interno sino también, con su figura sensible, en el culto exterior. Pero en el culto y en la liturgia la cruz no se afirma prontamente entre las primeras comunidades cristianas, cosa explicable si se tiene en cuenta que en el mundo pagano era instrumento de suplicio reservado a los más indignos. De ahí que su misma figura no presentara en la mente de los cristianos llegados entonces de gentilismos, más que un horror instintivo que tan sólo la Fe llegó a convertirlo en veneración. En los primeros siglos del Cristianismo, antes de Constantino, la cruz en las catacumbas, se haya raramente grabada o pintada, no siendo entonces de representación común como lo era el pez, el pan, la paloma o el áncora. En general, la cruz era disimulada o intercalada en forma de tau entre las letras componentes del nombre de una persona sepultada. Pero con la paz de Constantino, la figura de la Cruz en el sitio más honorable y emblema, aparece libremente.
Desde entonces y en adelante se sitúa la cruz en el sitio de honor de los templos. La cruz pasó a ser insignia de divinidad, divino símbolo y también elemento decorativo de uso frecuente. La cruz, como signo, puede ser: latina ( más alta que ancha), griega ( de brazos iguales), decussata ( en aspa o de San Andrés), patriarcal ( con dos travesaños), patada (ensanchándose gradualmente en los extremos), potenzada ( con encabezamientos de sus brazos paralelos a los ejes), recruzada (con pequeñas cruces en los extremos),  tremolada ( con terminación en triple lóbulo), florenzada ( con terminación en flor de lis), egipcia (a de asa) y gamada ( también llamada svásica).
La doble cruz o cruz de doble brazo, de origen griego, significa la Pasión y la Resurrección. La primera, marca la vida de Jesús entre los hombres; la segunda la de los hombres ante Dios. (Iglesia de San Martín, Segovia).
La cruz ansata (cruz con un círculo en su brazo superior, que representa el cielo), es signo de Vida, de resurrección. (Iglesia de San Martiño, San Martiño de Mondoñedo, A Coruña).
La cruz con uno o dos arcos en su brazo largo, alude a la llave y al templo con sus puertas de acceso y salida clara (Iglesia de Santa María, Eunate, Navarra).
La escena más elemental es el cruce. Símbolo resumen de todos los demás, culminación y comienzo de toda la simbología. Los entrelazados hablan de cruces múltiples pero ordenados, de sucesión de cruces, de puntos de intersección, de circunstancias, que no son en realidad más que las circunstancias vitales. Un  capitel con entrelazados, no está simbolizando quizá otra cosa, que La Vida misma (Colegiata de Santa Juana, Santillana del Mar, Cantabria). El mundo vegetal distrae el espíritu, debiendo el hombre escapar de sus entrelazados si quiere progresar (Monasterio de San Benet, San Frutos de Bages, Barcelona).

Sección para "Curiosón" del grupo "Salud y Románico".