El nacimiento de Cruz Roja
La labor que realiza Cruz Roja alrededor del planeta es de sobra conocida por todos.
Cuando en 1829 el suizo Jean Henri Dunant estaba en un viaje de negocios por Italia, fue testigo directo las secuelas de la batalla de Solferino.
Los miles de heridos y el caos total impactaron de tal modo a Dunant que en cuanto regresó a su país escribió el libro “Recuerdo de Solferino”.
En él presentaba la idea de crear una organización internacional que, independientemente de bandos o naciones, ayudara a mejorar la situación de los heridos en los campos de batalla de todo el mundo.
Costeado por el mismo, el libro se distribuyó entre los principales líderes políticos, sociales y militares europeos, que acogieron su idea con gran entusiasmo.
Entre los que recibieron un ejemplar estaba el presidente de la Sociedad Ginebrina para el Bienestar Público, quien decidió llevar a la práctica las propuestas del libro.
Un jurista, Gustave Moynier; dos médicos Louis Appia y Théodore Maunoir; un general suizo, Henri Dufour y el propio Dunant se reunían 17 de febrero de 1863 en Ginebra.
Había nacido el Comité Internacional de la Cruz Roja.
En octubre de ese mismo año, 14 países, entre los que se encontraba España participaban en la primera reunión organizada por el Comité con objeto de mejorar la atención médica a los heridos de guerra.
El apoyo del Gobierno Suizo fue crucial para que un año después de firmara la primera Convención de Ginebra.
El 8 de agosto de 1864 doce países se adherían a este tratado, haciéndolo España en séptimo lugar.
Cruz Roja Española
La Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén es el origen de la institución en España.
Inmediatamente se declaró como Sociedad de Utilidad Pública y desde el principio ha recibido el apoyo del Gobierno aunque siempre respetando su independencia y neutralidad.
La primera etapa de funcionamiento es fiel a la idea original de la ayuda en los conflictos armados.
La Guerra Franco-prusiana de 1870 marcó el inicio de los envíos de ayuda humanitaria por parte de Cruz Roja Española y la Tercera Guerra Carlista en 1872 supuso la primera intervención directa en el campo de batalla.
La Guerra Civil, por su parte, supone la consolidación de Cruz Roja en nuestro país y la experiencia adquirida en la contienda capacitan a la organización para prestar ayuda en todo tipo de desastres como incendios, inundaciones o accidentes.
Algunos años antes, durante la República, se había comenzado a crear la red de asistencia en carretera con la construcción de numerosos Puestos de Primeros Auxilios, pero no fue hasta principios de los setenta cuando se finalizó su implantación.
Este impulso vino dado por el aumento del parque automovilístico español y, por lo tanto, el incremento en el número de accidentes.
Las famosas bases de ambulancias, hoy abandonadas, aún se pueden ver por las carreteras de toda España.
También en esta década comenzó a funcionar la Cruz Roja del Mar, asumiendo tareas de socorro tanto en el mar como en aguas interiores.
A mediados de los ochenta Cruz Roja se inicia una profunda remodelación que potenciará el voluntariado y cubrirá nuevos ámbitos de actuación, culminando en los años noventa con la transformación en una organización mucho más social y eliminando el carácter meramente sanitario. Ahora Cruz Roja se centra más en colectivos como personas mayores, refugiados e inmigrantes, drogodependientes, población reclusa, o discapacitados.
La acción humanitaria tampoco se ha descuidado y sus actuaciones en cualquier lugar del mundo la convierten en una de las ONGs internacionales más importantes y mejor valoradas.
Cruz Roja en Burgos
La ciudad de Burgos no es una excepción y desde 1873 ha contado con la presencia de esta institución.
A medida que iba creciendo, la necesidad de espacio llevó a ubicar la sede en un edificio situado en los terrenos de la estación de ferrocarril y que se alquiló a Renfe primero y a Adif después.
Tres plantas (más el sótano) que comprendían el servicio de ambulancias... …las oficinas y la administración…
…salas de curas y habitaciones…
…aulas de formación… …talleres para jóvenes, biblioteca…
…almacén de alimentos y material…
… y un sinfín de dependencias para diferentes usos.
En 1998 Cruz Roja firmó un convenio con el Ayuntamiento y Adif por el cual podrían seguir en el edificio hasta la inauguración de la nueva estación burgalesa.
A finales de 2008 la estación Rosa de Lima estaba terminada, por lo que todo el tráfico se desvió quedando sin uso la de Conde de Guadalhorce.
Ésta, también abandonada, tiene una entrada propia en Esperando al Tren, pero hemos querido mencionarla aquí dado que el traslado de la sede provincial de Cruz Roja se efectuó paralelamente al desmantelamiento de las instalaciones ferroviarias.
El día 7 de febrero de 2009 la delegación burgalesa cerró sus puertas definitivamente.
Los encargados de hacerlo, mediante un concierto, fueron los componentes del grupo burgalés “Triaje”, todos ellos voluntarios de Cruz Roja.
Texto: Tomás Ruiz
Fotografías: Daphnée García y Tomás Ruiz