El vapor fue la gran ilusión de la Revolución Industrial con lo que la civilización llegó a la construcción de locomotoras. Pero la sociedad no se conformó. “Si le hubiera preguntado a las personas qué querían, me habrían dicho que caballos más rápidos”. Es una de las frases casi bíblicas del emprendimiento de Henry Ford, el empresario que ideó la producción en línea para poder construir masivamente el Modelo T.
Con Ford comenzó una carrera por entregar bienes para una enorme demanda, pero él trascendió a la identificación de necesidades que pudiesen ser mejor satisfechas. Décadas más adelante, aparecieron los computadores como llaves para que las grandes organizaciones gestionaran información, pero el gran detonante apareció cuando esa capacidad llegó a los hogares. Hoy, en cada teléfono móvil. Y con Internet de las Cosas (IoT), hasta las neveras de nuestras casas.
Pasado esto, llegó la famosa Cuarta Revolución Industrial (4IR), donde los datos son el nuevo petróleo. Hoy, las compañías que tienen un origen digital son más importantes que las que tienen un origen exclusivamente manufacturero. Como ya lo hemos dicho en otras columnas, Colombia ocupa el puesto 58 entre 129 países en el ranking de competitividad. En Colombia se transformó el Ministerio TIC, se aprobó la Ley TIC, la de emprendimiento y en Medellín se erige uno de los pocos centros globales de la 4IR. Cada vez más organizaciones creen en la importancia de transformarse. En 2016, solo el 25% tenía una estrategia de transformación digital, hoy en día, el 63,5%.
Para seguir adelante debemos fortalecer el talento digital, emprender dentro de las empresas que ya existen, aumentar la conectividad digital y los alcances del gobierno digital, articularnos en ecosistemas dinámicos y, por supuesto, apostarle a la innovación. El fabricante de zapatos en Bucaramanga no compite solo con los de Bogotá, sino con chinos, estadounidenses y otros latinoamericanos, y debe hacerlo en otras plazas fuera de Colombia. Tenemos que ser diferentes.
Le oí decir al profesor Luis Eduardo Bautista: “O nos distinguimos o nos extinguimos”. De ese tamaño es nuestro desafío para encontrar factores diferenciales con los que podamos sobrevivir en un mercado global.
Nota: Columna publicada originalmente en Vanguardia el día 28 de noviembre de 2019