Revista Cultura y Ocio

La cuarta y la definitiva. La centenaria. La de Cuatro Caminos...

Por Dapalo
La cuarta y la definitiva. La centenaria. La de Cuatro Caminos...

La cuarta y la definitiva. La centenaria. La de Cuatro Caminos. El 25 de julio de 1890, los recuerdos taurinos de Santander empezaron a amontonarse en un nuevo coso. Mucho más grande que el que había en Molnedo (zona de Puertochico) y, por supuesto, que los otros dos que se levantaron a mediados del siglo XIX en el antiguo Juego de Pelota de la calle Burgos y en la plaza de Numancia. Todo aquello quedó atrás. Aquel día de julio, los santanderinos empezaron a presumir de un moderno coso en el que, desde entonces, la feria iría, poco a poco, cobrando fuerza.

En aquella época, la ciudad había adquirido el prestigio propio de una ciudad veraniega, y empezó a acariciar la idea de construir una nueva plaza. El empresario Antonio Gallostra soltó los cuartos para dar forma al dibujo que rondaba en la cabeza del arquitecto Alfredo de la Escalera, 'padre' del Balneario de Solares (1889). El barrio del Padre Rábago, al ladito de Cuatro Caminos, fue el lugar elegido para el nuevo ruedo. Era una zona barata en la que no había problemas ni de espacio ni de expansión, así que se podría responder a la cantidad de aficionados que, hasta la fecha, tenían que conformarse con lo que les contaban los 6.700 que habían podido entrar en la de Molnedo.

La ilusión se hizo necesidad en 1889 y, un año después, un redondel de 50 metros de diámetro dio cobijo a 11.700 localidades en tres pisos. La plaza se inauguró el día de Santiago de 1890. Mañana, día 25, se cumplirán 120 años exactos de aquella tarde en la que el público tuvo muchas dificultades para entrar a los tenidos por la angostura de las puertas y, para más inri, no se habían abierto todas. El lío fue tal que tuvo que intervenir la guardia civil hasta que terminó el belén. Pero aquello no volvió a ocurrir en los días siguientes. Según escribió en la época el periodista José Estrañi, "la experiencia es la segunda madre de Gallostra (el dueño)".

El primero, 'Sanguijuelo'

Aquella tarde, los diestros José Sánchez del Campo 'Cara Ancha' y Luis Mazzantini lidiaron seis toros del Conde de la Patilla. El primero que salió a la arena se llamaba 'Sanguijuelo'. Era cárdeno, listón y bragao. Lucía el número 53 y tenía los dos pitones astillados. Cuentan que no se recuerda una tarde de ruido como aquella. Cara Ancha paró a 'Sanguijuelo' con cuatro verónicas y una navarra, llevándose los primeros aplausos de un público ávido de arte del bueno.

'Arriero', 'Talegón', 'Zopenco', 'Castañuelo' y 'Limonero' fueron los otros cinco morlacos que murieron el día de la inauguración y Cara Ancha y Luis Mazzantini salieron a hombros. El inicio no podía ser mejor. Los dos repitieron el domingo 27 de julio con seis buenos mozos de Veragua. Según escribió 'Mixto' en 'El Atlántico', la tarde debió ser mucho mejor que la anterior: "Una función, la mejor de esta cosecha, que ha dejado satisfecha a toda la población". Aquello fue el principio de una feria que han convertido a la de Cuatro Caminos en una plaza de 125 años.


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