"Las llaves, el amor y las noches más divertidas se encuentran cuando no las buscas".
Hoy vengo a hablaros de un libro que ha salido a la venta en el mes de octubre del año pasado y que no ha abandonado las listas de los más vendidos desde entonces. De hecho, estas fiestas se agotó en una conocida plataforma de venta online más de una vez. Hoy traigo a mi estantería virtual, La cuenta atrás para el verano.
Nacho, Amistad, Álex, Papá y Laux son las partes en las que la autora divide su novela para hablar de las distintas etapas de la vida de la narradora que es, como no podía ser de otra manera, La Vecina Rubia.
La cuenta atrás para el verano es, desde su título, La Vecina Rubia hecha novela. En ella las historias que ha ido dejando ver en redes durante años cristalizan en un texto amable que se mueve entre el chick-lit y el feelgood. Su protagonista y narradora recorre momentos que oscilan entre la adolescencia y ese momento adulto en el que aún nos permitimos vernos normales en los años adolescentes al mirar atrás. Unos momentos que todos compartimos y que generan una corriente de empatía con las lectoras, provocando que desde las primeras páginas, hagan suyas las palabras y vivencias de la protagonista más en sentimientos pretéritos que ahora se recuerdan con cariño que en los hechos en sí. Porque todo el mundo ha tenido un primer amor, una mejor amiga y un grupo de personas que han ido apareciendo a lo largo de su vida para estar en los momentos importantes. Y sí, muchas también han sufrido pérdidas importantes que han visto reflejadas en esa suerte de sonrisa lacrimosa que despierta el capítulo dedicado a su padre. Y es que el mayor mérito de la novela es su capacidad para generar una corriente de empatía con el lector. Decía Ben Marcus que hay libros que apelan al cerebro del lector, obligándolo a esforzarse y a pensar, y otros que se dirigen directamente al corazón. Bien, pues LVR ha apelado directamente al segundo con su primera novela. Y lo ha hecho con certera puntería.
Tiene la novela un regusto a escrito de amiga en el que sus seguidoras reconocen sus frases, sus dichos y alguna vivencia del chat de amigas que mantiene su autora desde hace años y que le sirve para conectar con personas de casi cualquier lugar y eso significa que también tiene mucho trabajo detrás. Ha generado un narrador que existe realmente haciendo el camino inverso al realizado por algunos escritores que ahora hablan con lectores por medio de las redes. En este caso, como en la eterna pregunta del huevo y la gallina, nace primero la red, el grupo y la charla; y de ahí, la novela. Dice la autora que la vida son recuerdos y los suyos tienen nombres de persona y, en este caso, yo me quedo con un capítulo en particular, el que dedica a su padre. Puede parecer cuando uno realiza la lectura que ese capítulo queda un tanto descuadrado respecto al resto y quizás esa sea precisamente la intención ya que consigue trasladar la sensación de que es algo que no debería de haber pasado. En una vida, en ese momento, en esa edad... no son todo sonrisas. Aunque debería. Y en La cuenta atrás para el verano, aunque lo que prevalezca sea la sonrisa, también se muestran cicatrices que todos llevamos a modo de recuerdo que acariciar con el dedo y que en este caso vemos en una relación teñida de un cariño que trasciende las páginas que la han convertido en inmortal.
Como decía al principio estamos ante una novela que todos hemos visto en las librerías, en los centros comerciales y en las listas de libros más vendidos. Y, sin embargo, en pocos suplementos. Llevo mucho tiempo hablando en las redes de que hay un desajuste entre lo que se lee y lo que se dice que se lee o lo que se recomienda leer, como si reconocer que uno se ha acercado a tal o cual libro le fuera a poner más alto o más bajo en algún tipo de escala cultural. Con más de 100.000 libros vendidos, no me cabe duda (y esta vez con pruebas) de que estamos ante un fenómeno editorial (y más tratándose de una primera novela) con la que está pasando como con El Código Da Vinci o 50 Sombras de Grey, que parecía que uno confesaba su lectura como si fuera un pecado. Y no se ha visto ningún titular al respecto, lo que me lleva a pensar que pese a que decimos mucho eso de no juzgar un libro por su cubierta, no se lleva demasiado a la práctica.
La cuenta atrás para el verano es una novela entretenida que apela a los sentimientos del lector mediante situaciones comunes relatadas con soltura. Para los que leemos a Tolstoi, y para quienes no leen. Y eso, como ya he dicho muchas veces, no es fácil de lograr.
Gracias.
PD. He terminado la reseña sin decir ni una sola vez la palabra influencer porque considero que no es necesario hacerlo. Ahí lo dejo.