Revista Opinión

La cuesta

Publicado el 27 agosto 2014 por Ferminapa

Publicado en el Diario de la Bahía de Cádiz

La cuesta

Sus huesos y su corazón no perdonan, demasiados años subiendo y bajando aquellas empinadas cuestas que llevan desde su casa a la sede y al ayuntamiento. Desde muy joven, el compromiso con el vecindario de su pueblo había sido su vocación, por encima muchas veces de su propia familia; muchas veces su mujer, que aunque compartía con ese gusanillo, esa forma de entender la vida, se lo decía, tus hijos, tus hijos te necesitan....
Ha pasado toda la historia reciente, casi, de protagonista, en primera persona. Reuniones clandestinas, semi clandestinas, elecciones municipales, regionales, nacionales y europeas, siempre empujando desde el mismo lado. Pero los años pasan, la vida cambia,....¿cambia la vida o cambio yo? , se ha preguntado muchas veces últimamente.
De su época en 'primera' le quedan recuerdos, buenos amigos, y pese a su espíritu cada vez más crítico, el privilegio de llamar a 'los que mandan' por sus apodos cariñosos y tener sus números directos en la agenda del móvil; y poco más...
Casi sin querer, lo que si ha dejado a sus tres hijos es la virtud de no agachar la cabeza, de no callarse ante lo que les parece injusto, -creo que es culpa tuya- decía el otro día a su mujer, -tu has sido la responsable directa de su educación, acuérdate que siempre me decías, 'tus hijos te necesitan'..y yo a lo mío. Ella, cuando saca el tema, sólo sonríe.
Desde que se jubiló, o lo jubilaron, como él dice, aprovecha para visitar y hablar con sus hijos, sobre todo con el que tuvo que marchar a la capital a ganarse el pan, los otros no salieron del pueblo, es como si quisiera recuperar el tiempo 'perdido'. Con el le une además su pasión por lo que pasa a su alrededor, su hastío por lo que pudo haber sido y no fue, por la mediocridad de los mediocres que se esconden tras sus mesas de despachos en edificios oficiales......
Hoy, mientras hacía su ruta del colesterol, subiendo y bajando calles en su pueblo, ha sonado el móvil, un número de esos largos que tienen las centralitas inteligentes de los organismos oficiales. 'Un momento, le paso con el consejero' ha escuchado por el auricular sin mediar palabra.
Cuanto tiempo Pequeñín, ¿como te va en el cargo?....bien bien, la familia ya sabes, peleando....
...
¿cómo? Si, si claro que sabe donde trabaja,..si claro que sabe que la empresa es de tu Consejería......
..
hombre, tu sabes que es joven, que como tu y como yo no aguanta .....además la crítica era buena ¿no?.
...
Bueno, bueno,¿de verdad me estas diciendo que el chico tiene que dejar de criticarnos si quiere seguir trabajando? Por unos segundos nadie contestó a la pregunta, hasta el punto que miró varias veces la pantalla para comprobar que no se había cortado la llamada.
-.........
Después de colgar, se quedo sentado más de un cuarto de hora en el banco, le costaba trabajo entender la llamada de su 'amigo' el consejero. Decidió que tenía que dar el mensaje a su hijo, estaba en el derecho de saber lo que se jugaba, pero con una recomendación, -'no cambies hijo, no te amilanes ante estos hijos de puta'-
Ese día, antes de cruzar la puerta de su casa, miró hacia la cuesta-calle que llevaba hacia la sede y hacia el ayuntamiento, la misma que había subido innumerables veces, la misma calle que a partir de ese mismo momento no volvería a subir. El corazón, los huesos y la decencia no le dejarían hacer ese recorrido.
Nota: cualquier parecido con la realidad no es coincidencia


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