La cueva de Valporquero, la otra catedral leonesa
Al norte de la provincia de León, en la Reserva de la Biosfera de los Argüellos, el agua del arroyo Valporquero se ha abierto paso por el interior de la montaña leonesa creando un paisaje subterráneo imponente. Es la cueva de Valporquero, una de las grutas más interesantes que se pueden visitar en el país.
El recorrido por el interior de la tierra es espectacular, tanto como el entorno donde se ubica: una zona montañosa, con cañones horadados por arroyos y pequeños pueblos esparcidos por el territorio como Valporquero de Torío, la localidad más cercana. En conjunto, una de las joyas de la montaña leonesa.
Un millón de años de trabajo
El interior de la cueva
La formación de esta maravilla de la naturaleza ha sido un proceso de miles de años. A lo largo del tiempo, el agua -proveniente sobre todo del deshielo- ha ido actuado sobre la roca caliza de dos maneras: erosionándola y disolviéndola. De esta manera se ha ido creando una cavidad de grandes dimensiones, donde se suceden estalagmitas, estalactitas, coladas y columnas.
Además del valor geológico de la cueva, existen muchas historias ambientadas en su interior, como la que se remonta a la Guerra Civil, una época especialmente difícil en la zona. Con el frente situado a poca distancia, la gente de los pueblos cercanos convirtió la cueva en un refugio y lo habitaron durante ocho meses, tiempo suficiente para que nacieran en su interior tres niños. Se dieron prisa.
Un viaje a las tripas de la montaña leonesa
Estalactitas
Valporquero lleva acondicionada y abierta al público más de 50 años y en todo ese tiempo se ha convertido en el principal atractivo turístico de la zona y en el motor turístico de la comarca; cada año, la recorren más de 70.000 personas.
Los visitantes pueden elegir entre alguno de los tres recorridos guiados que se plantean de mayor o menor duración (normal, largo e insólito). Con todos ellos se descubre el paisaje subterráneo que ha creado la acción del agua en la roca caliza a lo largo del tiempo: estalactitas, estalagmitas y columnas que se agrupan formando conjuntos de gran belleza especialmente impresionantes en algunas zonas como la Gran Rotonda, Hadas, el Cementerio Estalactítico o la Gran Vía. Además, en determinadas épocas, el sonido del agua acompaña prácticamente todo el camino.
Estos recorridos para todos los públicos transcurren por la planta superior, por zonas bien acondicionadas; sin embargo, para los más aventureros también existe la posibilidad de descubrir el río subterráneo que pasa por el interior de la cueva enfundándose en un traje de neopreno y sumergiéndose en el agua de la cueva con algunas de las empresas de turismo activo que funcionan en la zona.
Los alrededores de Valporquero
Hoces de Vegacervera
La vista desde arriba de la cueva de Valporquero
Valporquero se encuentra en plena montaña leonesa, a unos 45 kilómetros de León. El paisaje que nos encontramos en el trayecto desde la ciudad a la cueva es cambiante. Durante los primeros kilómetros, la carretera discurre en paralelo al río Torío y junto a las vías de un tren de vía estrecha que conduce a Guardo, en el norte de Palencia.
Más adelante, acercándonos a la montaña, la carretera asciende y cambian tanto el paisaje como la fisionomía de los pueblos, aunque el tramo más sorprendente es el de las hoces de Vegacervera. Tras superarlas y llegar a la parroquia de Felmín, tomamos una carretera a mano izquierda que sube haciendo eses a Valporquero, el pueblo que se sitúa justo encima de la cueva, una atalaya que nos regala unas buenas vistas. Desde aquí tan solo queda descender hasta la boca de la cueva de Valporquero para comenzar la visita.
Comida montañesa
Judiones de la Bañeza
Cecina de León
El norte de la provincia León tiene una gastronomía montañesa tradicional y contundente que se puede probar en algunos de los restaurantes de la zona. Cecina, judiones de Bañeza, cecina de chivo, truchas preparadas de diferentes maneras… son algunos de los platos que me metí entre pecho y espalda en el restaurante Las Rocas de Vegacervera. Un 10 para cada uno de ellos.