Para morirse de risa. Había que ver hoy al ínclito Zapatero, cuando echaba la culpa a Llamazares de que CiU no pactara con el bipartidismo. Y también ver cómo Durán y Lleida, ese que le da igual la carne que el pescado, con tal de ser ministro –ya lo hubiera sido si no le paran los pies, primero Pujol y luego Mas—, pedía explicaciones a Llamazares porque éste hacía uso de una norma del Congreso que a él le perjudicaba.
Y es que Llamazares no ha dejado que el pasteleo de Durán con los dos grandes partidos llegara a buen término. Y claro como todos los grupos están en contra de esta reforma, había que conseguir que el pelota Durán entrara en el acuerdo, aunque fuera absteniéndose y dándole unas migajas. Pero estas componendas se han ido al traste, Llamazares se ha vuelto a portar. No ha dejado que cambalaches varios desvirtuaran una de las más lacerantes y vergonzosas iniciativas de esta legislatura. Un cambio constitucional, con nocturnidad, alevosía, premeditación, ramplonería y sin participación ciudadana.
Estos dos grandes grupos, tienen tics totalitarios. En este caso, Zapatero lo ha demostrado echando la culpa a Llamazares. Y lo dice el tipo que pacta con el contratipo una modificación constitucional, sin tan siquiera hablar con su propio partido y su propio grupo, a los que pilló en fuera de juego, aunque luego agacharan la cabeza y pasaran todos por taquilla (a excepción de Antonio Gutiérrez). Todo esto haciendo gala de una pinza sangrante entre los dos partidos, que no consultaron un cambio de tamaña importancia con ningún otro grupo. Y resulta, que ahora la culpa de que no hubiera acuerdo con otros grupos es de Llamazares. ¡Váyase usted al garete, ya! que bastante daño ha hecho. O sea que no habla con nadie, hace y deshace y luego, en el último momento, porque Llamazares veta una transaccional es el culpable de que no haya acuerdos.
Y el ingenuo –prefiero no calificarle de otra manera, yo le veo inocentón— de Eduardo Madina, dice que lo que ha pasado hoy, no había pasado nunca, porque hasta tres minutos antes no sabía que Llamazares iba a vetar la enmienda. Pero vamos a ver, ¡alma cándida!, y Llamazares no se enteró de la reforma constitucional –y me temo que tú tampoco-- hasta que tu querido presidente lo dijo en la tribuna del hemiciclo.
En fin, lo dicho. Lo mejor es que termine esta legislatura, antes de que este buen señor continúe dejándonos en pelotas y en manos de un neoliberalismo con toda la faena hecha y al que sólo le quedará darnos la puntilla. No me extrañaría que en su próxima etapa le nombren director de una agencia de rating, por ejemplo.
Usted Sr. Zapatero no tiene culpa de nada. Ha acertado en todo. La culpa es de que los otros no le entienden. ¡Qué pena! Es usted un incomprendido, porque la verdad, la verdad nos la ha descubierto usted hoy: La culpa es de Llamazares (menos mal que no ha dicho que ha sido un complot judeo-masónico).
Por cierto, dicen que la reforma se ha hecho para dar confianza a los mercados. Debe ser por eso que el día que se aprueba, nuestra prima de riesgo sube hasta los 300 puntos.
Gracias, Gaspar por mantener la dignidad de una parte importante de los ciudadanos.
Salud y República