Seguro que si ahora vengo yo diciendo que puede que la culpa no sea de VOX mucha gente empezaría a rasgarse las vestituras y a pensar que me he pasado al lado oscuro –Dios me libre- y puede que acabara lapidado en cualquier solar porque visto como están los ánimos nunca se sabe. Pero es que tampoco dejaría de ser verdad que igual la culpa va a ser de los partidos que ahora van diciendo que somos culpables del paisaje que nos ha quedado después de las elecciones en Castilla León porque no sabemos votar -como Casero y su ordenador- y andan como Boabdil (o mejor como la zarzamora), llorando por los rincones y gritando desaforados “Que vieneeeee la derechaaaa, hay que pararlossss”.
Pues si, hay que pararlos porque aunque hasta me puedes decir que parece antidemocrático por aquello de que al final y a la postre es lo que se ha votado y puede que eso debiera ir a misa. También es verdad que si se enquistan en los gobiernos de los ayuntamientos y las autonomías lo que sucederá es que no nos dejarán votar para tirarlos cuando veamos la piel al lobo y descubramos los engaños. Ya lo vimos el siglo pasado en Alemania se votó a un hombrecito con bigote y después costó millones de vidas sacarlo.
El PP ha metido la pata hasta el cuello con la maniobra esta que les ha llevado a perder un montón de votos, ganar un par de procuradores y cambiar un socio “razonable y maleable” por otro que les va a llevar por la calle de la amargura (creo que no hago ningún spoiler). Ahora puede que pensemos que no merecen que les vayan tirando un capote el resto de los partidos para que les dejen gobernar en solitario y salven los muebles. Ellos, orgullosos no van a pedirlo pero igual sería una salida decente. Tan raro no sería, Merkel ya lo hizo en Turingia para parar a los remakes de Hitler y Cia y no fue mal la aventura. Por supuesto que gratis no debiera ser, por aquello de quid pro quo. ¿Y si dejamos que gobiernen los nuevos granjeros a cambio de que se comprometan a por una vez en su vida comportarse como partido democrático y se cuiden de no andar con malas compañías? Seguro que nos vendría bien a todos si se separasen de la indecencia, de las prácticas de juzgado de guardia, y más aún de los que niegan la violencia de género y de los que se juntan con lo peor de Europa. Eso ya sería un buen rédito.
Pero dejando a un lado los resultados deberían sentarse todos los partidos decentes a reflexionar un poco sobre como es que los ultras están comiéndoles la merienda. No creo que la cosa sea que la mayoría de la gente de repente se haya vuelto troglodita, igual, más bien, los extremos se están alimentando de los votos de los que se van hartando, porque eso es lo que ocurre. Nos estamos hartando de tanto circo, de tanto espectáculo deleznable, de tanta foto con ovejas o de tanta promesa que acaba en nada.
Son tiempos difíciles, venimos de pasarlo mal en una pandemia, mucha gente está anímicamente al límite y no recibe más respuesta que números circenses de diputados que han perdido el respeto al hemiciclo, de otros que no atienden ni a lo que votan o de candidatos que se acercan al medio rural para insultarlo con sus puestas en escena. Ese es el caldo de cultivo en el que proliferan los extremos y eso es lo que se está generando por hectómetros cúbicos con la bronca continua y ahí es donde aparecen los oportunistas a llevarse la carroña.
No, igual la culpa no es de que se vote a los extremos, deberíamos pensar sobre ello la próxima vez que nos digan que no votamos bien.