Desde una perspectiva antropológica se constata que el comportamiento humano obedece a pautas definidas culturalmente, que se derivan del proceso de interacción social y de la interacción hombre-naturaleza. Ahora bien, ambos procesos se encuentran entrelazados ya que la adaptación humana al entorno y la apropiación de los recursos que usamos para vivir se lleva cabo a través de la experiencia y del aprendizaje colectivo que da origen a ciertas pautas o formas de adaptación específicas. Una de las cualidades singulares de la capacidad adaptativa humana es que el factor clave que le permite desenvolverse con éxito como especie radica en sus capacidades intelectuales y sociales, por sobre cualquier otra cualidad física o biológica. La capacidad de crear símbolos y de significar la realidad constituye una cualidad adaptativa superior que nos permite construir una realidad propiamente humana.
Toda aproximación a la realidad la hacemos mediante símbolos y signos que constituyen una imagen abstraída de la realidad misma. Podemos reproducir la realidad a través de símbolos y estructuras de símbolos, podemos crear códigos y lenguajes que permiten comunicarnos y construir realidades. Ahora esta construcción simbólica no opera de manera aislada de la realidad sino que debe necesariamente servir para interpretarla y operar en ella. Nace del proceso de interacción con el entorno y el lenguaje nos sirve para referirnos a lo que ocurre en el entorno, a como suceden las cosas, las relaciones entre los hechos y a los que nos ocurre a nosotros como seres humanos en nuestro diarios vivir, nos permite expresar lo que pensamos, lo que creemos, lo que sentimos, lo que queremos y lo que no queremos.
Si bien nuestro comportamiento esta culturalmente determinado, no se puede entender la cultura como un ente externo que se impone sobre el ser humano, al contrario cada grupo humano va creando sus pautas culturales en función de un proceso que surge de la experiencia y de las condiciones que les toca vivir, es el resultado de los aprendizajes y de las construcciones simbólicas que los mismos integrantes del grupo han sido capaces de establecer y seleccionar. Ahora bien, la diversidad cultural y la misma evolución de las sociedades expresan la enorme ductilidad que tiene los grupos humanos para crear formas de adaptación, para encontrar soluciones viables a los desafíos que les impone el entorno y para generar formas particulares de organización de lo social. Aquí entramos en un terreno de mayor complejidad que requiere poner atención en que es lo que se mantiene y que es lo que cambia en las sociedades, cuales son los elementos comunes o constantes en la construcción de los social y cuales son aquellos que están en constante modificación o evolución o re-estructuración.
Lo que si resulta evidente a al luz de las evidencias empíricas e históricas es que las sociedades humanas están en constante proceso de cambio y evolución, y que la historia de la humanidad visto desde la perspectiva del presente parece tener un sentido evolutivo permanente.
Algunos de los elementos que parecen jugar un rol clave en estos procesos evolutivos tiene que ver precisamente con ciertas características y condiciones en las que se produce la interacción humana: Si bien podemos ver a la cultura como una estructura que modela el comportamiento, generando pautas establecidas y compartidas por un grupo social, dicho modelamiento no opera de manera mecánica ni determinista como lo hacen los genes con las características fenotípicas de los individuos, sino que lo hace a través de proceso que ocurren en la mente de los seres humanos, son fruto de la experiencia compartida, de la reflexión y del aprendizaje y de la capacidad potencial y real que tenemos los seres humanos para evaluar la eficacia de nuestras conductas y si los resultados son apropiados de acuerdo a las necesidades o desafíos que tengamos que resolver. Si las condiciones cambian, por ejemplo si nuestro alimento escasea por causas climáticas se desencadenará toda una búsqueda de estrategias que permitan resolver este desafió hasta la creación de nuevas pautas adaptativas que permitan al grupo sortear este problema. Si producto de una buena estrategia adatativa al entorno la población crece, como ocurrió durante la revolución neolítica, entonces los grupos humanos tendrán que desarrollar estrategias de organización que les permitan resolver de manera eficaz aspecto como la toma de decisiones, la resolución del conflictos, la distribución del alimento, la defensa, etc. Ahora bien la evidencia indica que distintas sociedades en distintos contextos o distintas épocas establecieron formas diversas de resolver desafíos similares, lo cual indica la enorme ductilidad que tiene lo cultural y lo social. Para terminar una última reflexión, así como la adaptación biológica se basa en la diversidad genética para ofrecer a cada especie una mayor cantidad de posibilidades adaptativas, al parecer la ductilidad de la cultura y la tendencia humana para crear diversas formas y estructuras organizativas y pautas de adaptación aparecen igualmente como una estrategia que le permite a nuestra especie lograr una amplia capacidad adaptativa a en un entorno siempre cambiante.