A veces, cuándo menos te lo esperas, hay personas que encuentras y conoces y te sorprenden gratamente. En mi corto recorrido como escritor (novel), en todos mis pasos que doy, promoviendo mi obra El Secreto de la Casualidad y desarrollándome como autor de autoconocimientos; descubro paisajes nuevos y personajes increíbles.
Nos paramos con mi amiga Sandra, en el restaurante del Solsonés catalán “Sant Ponç” en Riner, a recuperar fuerzas del viaje. Y allí conocí a Pepe, dueño de este gran restaurante de paso y de obligada parada y disfrute. Pero lo que más me sorprendió, no fue el magnífico restaurante, su comida (alioli in situ y casero) y sus maravillosas gentes; sino el gran talento, entusiasmo y sonrisas de su dueño Pepe.
A parte de su labor como buen restaurador, es una persona no solo positiva y optimista; sino, es divulgador de la cultura de la sonrisa. Con un talento excepcional, puedes encontrar en dicho restaurante, camisetas personalizadas con frases llenas de amor y positivismo, lámparas de mesita de noche o de centro, con luces radiantes y lemas que te harán refrescar el frasco de la felicidad, y mucho más. Y todo completamente artesanal y hecho de puño y puro corazón, como su libro “Mirades de Somnis” (miradas de sueños).
Siempre he creído, que la única manera de cambiar este mundo que nos han regalado, es cambiando nuestro propio mundo. Si nosotros somos felices, podemos hacer feliz a los demás. Y así, en cadena, hasta convertir éste hábito en la cultura de la sonrisa.
Continúo en mi intrépido viaje, más allá de la magia de las palabras.
Gracias Pepe.