Revista Psicología

La cultura del almuerzo

Por Saval

Es moda, tendencia, movimiento mainstream hablar hoy en día del esfuerzo. Sabiendo que las mentiras a fuerza de repetirse parecen convertirse en verdad, puedes escuchar varias veces a lo largo de un lunes aquello de “si te esfuerzas, triunfarás”. No es verdad. Hay muchas variables que influyen en la fórmula mas allá del coeficiente esfuerzo. Seguramente Joseph Goebbels estaría orgullo de la maquinaria mediática que repite hasta la saciedad este mensaje. Y de más cosas… 

No digo que no haya que esforzarse. Más bien al contrario, el esfuerzo es necesario y es justo reconocer que muchas veces escogemos (por lo menos yo escojo) aquellas opciones que resultan más cómodas. Defiendo la ayuda promocional antes que la asistencial, la solidaridad antes que la caridad, enseñar a pescar antes que dar peces. Pero hay que valorar que quizá el agua para pescar tenga unos dueños que no desean compartirla, que aunque haya peces de sobra, ciertos colectivos quieren almacenar más, más y más aunque dejen a otros sin espinas. España es el segundo país con mas desigualdades dentro de la UE y uno de los que menos movilidad social tienen y es que ya decia Wilde que “los buenos acaban felices, los malos desgraciados eso es la ficción”. Vamos, que si naces pobre, mueres pobre, si naces rico, mueres rico.

Lo que propongo que hay que fomentar y explicar a la gente (o destruir si usted tiene ganas de batalla)  es la cultura del almuerzo.  El enchufismo, el dedazo, la corruptela. Las amistades bien posicionadas. Los grandes pactos en grandes comilonas, la colocación de gente que acumula escasos méritos para tanta responsabilidad. El llevar al sinsentido el principio de Peter. Aquello de que cada persona asciende hasta su propio nivel de incompetencia. Aquí se sobrepasa ese nivel…y de sobra.

El ser humano se caracteriza por la supervivencia y nadie sobrevive mejor que esos entes, esa élite (por no usar lo de casta) que han sido los más franquistas, los más demócratas y no dudarán un segundo en ser los más lo que venga con tal de mantener sus privilegios. Realmente me alegro de que vivan tan bien. De las putas, los viajes, las drogas y los palacios pero, al menos, no den lecciones. Que somos pobres, pero honrados. Y, aunque lo parezcamos, no somos tan gilipollas.

@alvarosaval


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