La cultura rápida surge en medio de un mundo globalizado, donde la rapidez se toma como sinónimo de eficiencia y de buen uso del tiempo, aunque en la realidad esto no es del todo cierto.
Esta cultura ha invadido varios ámbitos de nuestra vida: la comida rápida nos permite comer sin esperar muchos minutos, compramos nuestra comida y hasta el cafecito de la tarde sin bajarnos del automóvil, podemos estar comunicados de múltiples formas desde nuestro teléfono móvil, hacemos nuestras transacciones bancarias desde nuestra casa, ya sea por teléfono o por medio de la Web; solo por mencionar algunas implicaciones prácticas.
Aunque la comodidad y la inmediatez al realizar algunas actividades diarias, y el acceso a herramientas tecnológicas podrían catalogarse como beneficios, existen otras facetas en donde la cultura rápida ha intervenido, pero afectando negativamente.
Nuestra forma de pensar se ha vuelto más práctica y hasta insensible ante las realidades sociales, asumimos que el escalar profesionalmente y el adquirir bienes materiales en corto tiempo es de personas exitosas, tomamos el ajetreo y el desorden como sinónimo de trabajo duro, y que quien se muestra "relajado" no trabaja o es perezoso.
Al ser absorbidos por las actividades cotidianas, el tráfico, las múltiples ocupaciones profesionales y sociales, caemos en el peligro de ser peones de la cultura rápida y llevar esta forma de vida a nuestro hogar. Ya no tenemos tiempo para comer en familia, nos comunicamos por medio del celular, correo electrónico o redes sociales (aun estando en la misma casa).
Aun peor, creemos no tener tiempo para hablar con Dios, tanto a nivel personal como en familia. Poco a poco se nos va la vida y nos olvidamos de vivirla realmente.
A largo plazo, este ritmo afecta la forma en que educamos a nuestros hijos. Llegamos tan cansados a nuestra casa que nos olvidamos de compartir con ellos. ¿Cómo vamos a inculcar principios y valores en ellos si no nos detenemos a conversar, y a analizar lo que piensan, sienten y viven?
Un día despertaremos con un poco de tiempo libre y querremos hablar. Será tarde, ellos abran crecido y tendrán sus propios afanes y carreras.
Imágenes tomadas de la WebVideo relacionado: La familia y las nuevas tecnologías