Un cartel tallado en madera nos da la bienvenida al pueblo peatonal. Unos chicos con remeras blancas nos dicen que debemos dejar nuestro auto en la zona de estacionamiento y pagar 40 pesos (65 por todo el día) para que lo cuiden. No hay muchas opciones. Si no queremos dejarlo ahí tenemos que volver sobre el camino y estacionarlo antes de bajar “el caracol”. Se supone que el dinero se destina a mantener la infraestructura turística de la zona. Así que estacionamos. Cargamos el cochecito de Tahiel con sus cosas (mamadera con agua, mamadera vacía, cartoncito con leche, pañales y protector solar) y nos fuimos a conocer el pueblo al que solo se puede ingresar caminando.
La Cumbrecita es un pueblo de aproximadamente 1000 habitantes permanentes, que recibe más de 360.000 visitantes por año. Tiene su origen en 1934, cuando Helmut Cabjolsky, llegado de Berlín, compró 500 hectáreas en las sierras cordobesas. Un año después, se construye la primera edificación, hecha en adobe, con ocho habitaciones para albergar a la familia durante los meses de verano y algunos fines de semana. Al poco tiempo, varios amigos comenzaron a visitar la zona y, poco a poco, algunas familias de origen centroeuropeo se fueron construyendo sus viviendas. Como en muchos otros lugares del mundo, lo que empezó como un lugar de descanso y paso se transformó en lugar de residencia.
El pueblo tiene una impronta alpina, con construcciones de madera, en el medio de una zona natural serrana, verde y con ríos que la surcan.
Puente de ingreso al pueblo, sobre el Río del Medio.
Río del Medio, que bordea el casco urbano.
Escudo del pueblo, en el ingreso.
Calle principal e ingreso.
Al ser un pueblo peatonal, si uno viene a La Cumbrecita tiene que caminar. Y el ambiente es ideal para hacerlo. Una de las cosas que más nos gustó fue la organización de los circuitos. Cuando uno llega puede pasar por la oficina de información turística y retirar un mapa con los circuitos que se pueden hacer. Algunos son de pocos minutos, otros de algunas horas y otros, los más largos, duran todo el día y es necesario ir con guía.
Nosotros, con Tahiel y el cochecito, solo hicimos algunos de los más cortos, pero estaban muy bien indicados los caminos que había tomar con el tiempo que podía llevarte llegar a ese destino.
A medida que avanzábamos, mis sentidos iban percibiendo olores, ruidos y sensaciones que me transportaban a mis campamentos de la infancia. Por momentos, cerraba los ojos y sentía que podía estar en cualquier lugar del mundo que fuera arbolado, bien verde, con mis pies pisando la tierra, mis oídos escuchando el agua correr y mi nariz respirando aire puro y aroma a hierba. Me encantó. Dino sintió algo parecido. Avanzamos por caminos de tierra transitables, pasamos por varias hosterías, vimos esculturas talladas en maderas y llegamos a una olla, con una cascada, que no estaba en su máximo apogeo.
A media que uno ingresa por los senderos encuentra hosterías, restaurantes, bares y cafés. Todo tiene una decoración en madera tradicional, que te invita a querer conocer todo. También hay algunos locales de venta de chocolate, cerveza y helados artesanales.
Entre ellos encontramos a Magoya (Cada vez que en mi vida escuché “que te lo pague Magoya” me preguntaba quién era. Después de tantos años, lo descubrí).
Nos gustó mucho el paseo porque es ideal tanto para parejas o personas que viajan solas, como para familias con niños pequeños y no tanto. Hay muchos senderos, de distinta duración y complejidad y eso favorece que todos estén contentos con la oferta del lugar.
Algunas otras fotos del lugar.
¿Qué hacer y ver en La Cumbrecita?
Entre los puntos de interés histórico que se pueden visitar están:
- La plaza del ajedrez, donde hay un tablero de ajedrez con piezas hechas de hierro y lata.
- La plaza de los pioneros, en homenaje a los primeros habitantes del pueblo.
- La capilla ecuménica, que es el símbolo de La Cumbrecita.
Entre los puntos de interés natural que se pueden visitar se encuentran:
- Cerro cristal, a 1 hora de caminata desde el estacionamiento.
- Cerro Cumbrecita, cerca de la capilla ecuménica.
- La olla, una especie de laguna y balneario en el arroyo Almbach, rodeado por un bosque de coníferas y robles.
- La Cascada Grande, sobre el mismo arroyo.
- Vista panorámica El Indio.
- Lago de las truchas.
- Vista Panorámica Cerro Wank.
- Tres Cascadas.
Además, hay tres excursiones que se pueden realizar solo con guía autorizado.
- Vallecito del Abedul y Cascada Escondida (se va desde El Indio).
- Río Subterráneo (3 horas desde el Cerro Wank).
- Cementerio La Gruta.
Parque temático Peñón del Águila
En La Cumbrecita se encuentra el primer parque temático de las sierras cordobesas. Es un parque ambientado con la tradición centroeuropea del siglo XII. Los empleados lucen tiradores y sombreros verdes con plumas, la gastronomía que se ofrece es alemana y suiza, y casi todas las construcciones son de madera. El símbolo del parque es un tren tirolés rojo, que lo recorre. Allí es posible realizar actividades de trekking, tirolesa o arborismo. También, hay shows para los más chicos, con leyendas, historias y personajes de trajes típicos. Desde el pueblo está muy bien indicado cómo llegar a este parque. Se llega caminando por un sendero sin dificultad. Es ideal para un viaje en familia y con niños.
¿Cómo llegar a La Cumbrecita?
Desde Villa General Belgrano son 38 km por hermosos paisajes.
También se puede llegar en el bus local de la empresa Pájaro Blanco.
En la oficina de turismo hay un hermoso mapa talada con los atractivos y senderos.
¡Si andan por el Valle de Calamuchita no dejen de visitar este hermoso rincón. ¡Buen viaje!
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