Revista Libros
Reseña - por Pilar Alonso. Publicada originalmente en www.ciberanika.com
Plaza&Janés, Mayo 2010
Género: Novela
1132 páginas
En una soleada mañana de octubre en la pequeña ciudad de Chester’s Mill, Maine, Claudette Sanders está disfrutando de su clase de vuelo y Dale Barbara camina por la carretera que abandona la población, con el cuerpo aún entumecido por la paliza que le han propinado.
De repente, una barrera invisible cae sobre la ciudad. Secciona en dos a una marmota, amputa la mano a una mujer que cuida el jardín y el avión que pilota Claudette Sanders choca contra la cúpula y cae envuelto en llamas.
Dale Barbara, veterano de la guerra de Irak, es puesto a cargo de la situación por el ejército, pero Big Jim Rennie, el hombre que controla la mitad de los negocios del pueblo, legales e ilegales, no está de acuerdo. La cúpula puede ser el modo de lograr aún más poder.
A medida que la comida, el agua y la electricidad escasean, los niños del pueblo comienzan a tener sueños extraños y premonitorios.
¿Quién ha creado la cúpula y por qué? Y, lo más importante, ¿lograrán averiguarlo antes de que sea demasiado tarde?
* * *
¿Qué ocurriría si de repente una cúpula invisible e indestructible cubriera una población de poco más de dos mil habitantes? Sin posibilidad de salir, sin poder recibir nada del exterior, sin saber cuánto va a durar el fenómeno y si van a disponer de provisiones suficientes para sobrevivir… Stephen King, experto en recrear hasta las pesadillas más increíbles, dibuja perfectamente la situación en esta novela.
A pesar de que toda la historia transcurre en unos pocos días – tal vez habría resultado más interesante alargarlo un poco más – el autor transmite sin problemas esa sensación claustrofóbica que supone vivir en el interior de una burbuja, por muy grande que ésta sea. En esa atmósfera cerrada se manifiestan y desarrollan las personalidades de un gran elenco de personajes. Destacan aquellos en los que King ha apoyado gran parte de sus novelas anteriores: el concejal del pueblo sin escrúpulos, el fanático religioso, el loco, el héroe maltratado, los niños…
Su enorme dominio a la hora de conducir gran número de personajes vuelve a brillar en esta novela, creando un complejo entramado de relaciones y situaciones que se entrecruzan y que nos muestran el lado más sórdido del género humano, capaz de sacar provecho hasta de las situaciones más catastróficas.
A medida que avanza la trama, la tensión va en aumento, dirigiéndose hacia un objetivo que el lector sospecha casi desde el inicio. La capacidad de mantenernos en vilo durante más de mil cien páginas no es tarea al alcance de cualquiera, y eso es exactamente lo que ocurre con este libro. Somos incapaces de abandonarlo y de alejarnos de ese entorno enrarecido y malsano.
Creo que uno de los grandes logros de este autor radica en la facilidad que tiene para jugar con los sentimientos del lector, que se identifica con los personajes y con las injusticias de un modo visceral, apretando los puños y la mandíbula, listo para saltar sobre la siguiente página.
Esta novela recuerda un poco al Stephen King de hace veinte años. Posee elementos que hacen pensar en It, en La Tienda, en Tommyknockers… y en otras muchas que le convirtieron en el Maestro. De hecho, al final del libro, el autor comenta que trató de escribir por primera vez esta novela en 1976 y que la abandonó con apenas setenta y cinco páginas escritas. Hasta el 2007 no se atrevió a retomarla de nuevo. Más de treinta años ha dormido este proyecto en un cajón.
Y es una suerte que por fin haya despertado.