La Cava de San Miguel es una de las calles más especiales de todo Madrid. El colorido de sus fachadas, su inmejorable ubicación y los numerosos restaurantes y bares que hay en sus bajos le dan un carácter especial y amigable. Desde la primera vez que la recorrí me di cuenta de un aspecto que tardé demasiado tiempo en aclarar. La Cava de San Miguel tiene una particularidad que la hace diferente respecto de todas las demás calles del centro de Madrid. Este signo distintivo es la pronunciada curva que dibujan sus edificios y que, como todo, tiene una explicación.
Esta céntrica calle ocupa lo que en su día fue uno de los fosos defensivos de la ciudad. Con el crecimiento de la urbe estas zanjas ‘de seguridad’ se fueron rellenando para que la expansión fuese posible. Desde siempre ha sido una calle con mucho movimiento y tránsito, la proximidad de la Plaza Mayor o del Mercado de San Miguel ha hecho que nunca le faltasen almas que la recorriesen.
Casi todos lo que lo han hecho, por no decir todos, habrán observado con sorpresa la enorme curvatura que muestran los edificios que están de espaldas a la Plaza Mayor. No es que las casas estén mal hechas ni que las cañas que acabamos de ingerir están teniendo algún efecto secundario en nosotros… El motivo es que todas estas casas sirven de muro de contención de la citada plaza, por eso tienen una base mucho más ancha, para poder sustentar, con firmeza, el enorme peso de la céntrica esplanada.
En la foto que acompaña a la entrada se puede observar claramente la curvatura de la que os hablo, ¿Os habíais fijado en esta curiosidad?
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Teorías sobre la Calle de la Amargura