La Danza: el juego no verbal
Es el arte del movimiento del cuerpo, la transmisión de voz, palabras, textos a través de cada célula que forma nuestro ser físico. Es evidente que el cuerpo habla y tiene tantas o más cosas que expresar que transmitir que la propia voz. Cuantas veces nos quedamos sin palabra, sin darnos cuenta en algunos casos, como emisores, que nuestro cuerpo habla por nosotros mismos. Tiene su propio lenguaje, sus propias palabras, su propio ritmo. Tiene muy marcadas su partitura y su estructura. El cuerpo es la viva voz de la comunicación del movimiento.
El juego de la danza permite dejar al cuerpo mostrar nuestros sentimientos, nuestras emociones, vibrar en una nota aguda, y desplomarse en llanto de algodón. Jugar a bailar es aprender a flirtear con nuestro cuerpo, nuestros movimientos, nuestros gestos y nuestras miradas, es buscar notas de música donde antes no existían. Es el encuentro con tu otro yo, tu parte física, tu parte envuelta en piel, con su propia vida.
Jugar a bailar nos permite aunar en un solo mundo, el nuestro, el del grupo, la realidad y la fantasía. Permite volar y soñar. Desde la plasticidad y formas de la danza clásica, hasta la volatilidad de la danza contemporánea. Pasando por el flamenco, raíces y embrujo hechos arte. O las danzas que vinieron de fuera para quedarse, desde la elegancia del valls, al orgulloso tango, pasando por danzas orientales, los ritmos latinos, o las danzas urbanas o trivales. Todas y cada una de ellas tienen en su expresión la diversidad de un lenguaje común y la transmisión de mensajes a través del cuerpo. Saber leerlo dependerá de la depuración de la técnica de cada artista.
Es maravilloso empezar a conocer y respetar a nuestro cuerpo, gracias a él vivimos, sentimos, nos emocionamos, nos alegramos. Sentimos el placer en grado sumo para luego bajar a la oscuridad más profunda. Gracias a él respiramos, sudamos, nos agitamos, brincamos y corremos, para luego poder descansar. Un cuerpo envuelto en piel tan cercano a nosotros mismo y a veces tan olvidado. Juguemos pues a descubrir nuestro cuerpo, a descubrirnos a nosotros, a conocernos de nuevo. La danza es el alma en movimiento, saquémosla y empecemos a descubrirnos.