Publicado en ValenciaOberta.es
He tenido serias tentaciones de esperar unas horas y así poder escribir mi columna de vuelta al cole con la Sesión de Investidura concluida, pero creo sinceramente que no merece la pena. Decía Manu Badenes, cómico de esta tierra, en un extracto de sus monólogos que ha sido rescatado por Comedy Central para la publicidad veraniega que si quieren ver un espectáculo de humor de verdad vayan al Congreso de los Diputados. Obviamente de humor negro, negrísimo.
Cuando el espacio temporal entre debates de tamaña importancia, nótese la ironía, se reduce de forma significativa, la memoria guarda cierto recuerdo de lo que ya fue, y saltan las ante nuestros ojos las similitudes que entre los debates pasado y presente se perciben. Sobre todo en lo que al fenómeno fan, por así decir, sale de dentro de contertulios de pago o de Twitter.
Constatada la socialdemocracia transpartita una vez más, con el pacto PP-Ciudadanos, pocos han sido los que han criticado el nuevo espaldarazo al régimen del robo institucional y legal. Podría haber sido peor alegan, pero hasta que no esté claro el reparto de la tarta de sillones, parece que no conviene moverse. Los fans de Rajoy, de repente, se cuentan por millardos y los de Rivera salen orgullosos ya por fin de la cueva a gritar al mundo que con un poco de maquillaje y buena voluntad, aquí todos socialdemócratas. Modernos y nórdicos, dirán, mientras cercenan poco a poco las posibilidades de crecimiento del país.
La realidad poco se ha movido en el fondo de todos los asuntos. Ha quedado demostrado de forma fehaciente que la inseguridad política no es obstáculo para el crecimiento del país ni para el empleo o el bienestar de los ciudadanos. Si no se mueve el BOE se mueve la gente. Lo cual es mucho más saludable para la economía de las naciones. Las terceras o cuartas o quintas elecciones, por lo tanto, resultarían hasta deseables, en un país como el nuestro, donde ya no queda sombra de libertad económica.
En definitiva, el verano ha servido para sudar, ver a Sánchez en la playa, solazarnos entre chiringuitos y tapitas y alguna que otra cuestión menor. Nada que ver con mejorar el panorama político patrio. Todo está aún muy reciente desde la última vez y si han cambiado poco los argumentos, los púgiles siguen siendo los mismos. No cabe pues esperar una mejora milagrosa. Más bien al contrario, es mucho más sencillo que salgan a la luz los efectos de alguna insolación. Espero que disfrutaran de la Tomatina, porque para disfrutar la Sesión de Investidura hay que ser muy yonki. Menuda vuelta al cole.
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