El desfile de Aristocrazy
Por Felipe Olaya
Ya está. Por fin he superado la resaca de la Mercedes Benz Fashion Week Madrid, en adelante MBFWM. Y es curioso, porque como siempre, resulta que al terminar la resaca es cuando empiezas a recordar los mejores momentos, a modo flashback. Sabéis a qué me refiero. Pues a mi me está pasando lo mismo con MBFWM, resulta que todos mis recuerdos giran en torno a Ana Locking, Amaya Arzuaga, Rabaneda, David del Río, Duyos y Aristocrazy. Quizá con más fuerza en torno a Aristocrazy. No sé si por que fue todo un “last minute” en toda regla, porque me confundí de cola y casi no entro, porque al final conseguí entrar y justo detrás de mi cerraron los accesos… No, nada de eso.
Quizá como periodista no debería confesar nada de esto pero, cuando Sara me dijo que me había conseguido una invitación para el desfile debí hacer mis labores de investigación. Entonces habría sabido de los juegos de luces y de las joyas XXL. Pero cual niño inexperto e ignorante me senté en el sector D (gallinero) a la expectativa de lo que me deparaba el primer desfile de joyas en la historia de Cibeles. Que sí, que ya sé que se llama MBFWM.
El caso es que el show comenzó y he de decir que me pareció muy coherente el principio, porque manifestaba a viva voz lo que yo estaba pensando. Una mujer invisible repetía sin cesar “¿Qué hacen ustedes aquí?” y yo respondía “Pues ni idea, porque son joyas y sólo las van a ver los afortunados del front row”. De repente las luces se apagaron, las voces cesaron y empezó la música mientras un juego de luces proyectadas recreaba las paredes de un salón victoriano que desaparecía para dar paso a una psicodelia indescriptible (un poco pasada de rosca a mi juicio). Sin previo aviso apareció una mujer enfundada en un body negro similar al que viste Elena Anaya en “La piel que habito”. Entonces las vi, por primera vez, las joyas XXL, una cadena de eslabones magníficos, dorados y unos brazaletes de referencia étnica dieron paso a una colección de joyas doradas, orgánicas, exageradas, enormes, que apostaban por el regreso incluso de la mujer jirafa y los pendientes de aro extragrandes. Joyas que adornaban maniquíes impersonales que de repente se hacían imperceptibles bajo la belleza y la magnitud de las piezas.
Lo mejor es que vosotros mismos disfrutéis de la colección si aún no lo habéis hecho. Superó todas las expectativas y arrancó una ovación final acorde con la exposición de una línea supuestamente low cost de Suárez que ha sabido demostrar el lujo y la fuerza de sus joyas.
Muchas gracias Felipe!
@byfelipeolaya
Simplicity is the key
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