Revista Cultura y Ocio
Abro el sábado subiendo la reseña de La decadencia de la mentira, de Oscar Wilde, en la traducción de Mª Luisa Balseiro (Siruela, Madrid, 2000), un centón de aforismos disfrazado de discurso estético. Me ha parecido hermoso, chocante y atrabiliario. O sea, Wilde. Si existen el aforismo beato (Blaise Pascal), el aforismo angustiado (E. Cioran) o el aforismo intelectual (Elias Canetti), también está el aforismo estético. Y Oscar Wilde es uno de sus monarcas indiscutibles. “Pensar es la cosa más insana del mundo, y hay gente que se muere de eso”. “Los periódicos han degenerado. Ahora son absolutamente de fiar”. “Habla tan alto que no se oye lo que dice”. “Las únicas personas de verdad son las que nunca existieron”. “El objeto del Arte no es la verdad sencilla sino la belleza compleja”. “Cuando el Arte abdica de su medio imaginativo abdica de todo”. “La Verdad es entera y absolutamente cuestión de estilo”. “El Arte obra milagros a su antojo”. “Ningún gran artista ve jamás las cosas como son. Si lo hiciera dejaría de ser artista”. “Es una gran suerte que el arte no nos haya dicho la verdad ni una sola vez”.