La decisión correcta

“Wow… que idea tan genial! Espera… ¿seguro que puedo hacerlo?”

No podemos negar que, si fuéramos capaces de jugarnos de primera a hacer acción las ideas brillantes que somos capaces de crear, nuestra existencia seria mucho mas plena.

Pero no, enseguida surgen todos los interrogantes posibles que atentan contra nuestra obra maestra del momento. Interrogantes creados por nosotros mismos que nos convierten en los principales boicoteadores de nuestros sueños.

Nos empapamos en una lluvia de preguntas tales como: ¿que pasaría luego?, ¿le agradaría a todo el mundo?, ¿todo saldría bien?, entre millones más que se nos puedan cruzar por la mente; y cuanto mas lo pensamos esta lluvia se convierte en granizo que nos hace agachar la cabeza sintiendo que nunca vamos a lograr nada en nuestra vida, que no somos lo bastante buenos para realizar un cambio y poco a poco nos acostumbramos a ser uno más del montón.

También desvalorizamos los halagos de las personas que dan importancia a nuestras capacidades, pensando que exageran; y damos mayor importancia a los comentarios negativos de los demás. Es por ésto que muchas veces preferimos no compartir nuestros sueños y ellos mueren en nuestros adentros sin ver la luz.

Así que: vos! que tenes una idea brillante en la cabeza, de esas que te queman las neuronas y se alborota por ver la luz, de las que te hacen pensar en el bien que te va a hacer lograrla y en el bien que vas a hacer a los demás: Jugatela! Animate a dar vida a todo aquello que sos capas de soñar.

¿Que importa que te lleve tiempo? Concretada puede llegar a ser eterna.
¿Que importa que no a todos les guste? Con el tiempo van a amarla.
¿Que importa que no salga como esperabas? Vas a pulirla tanto como sea debido hasta que quede tal cual la soñaste, porque te aseguro que vas a encontrar el modo de lograrlo.

La vida no es tan larga como parece. Las oportunidades son fugaces y hay que estar atentos a tomarlas. El correr del tiempo es algo imparable y algún día tendremos que partir; pero que lindo sería que llegando al final de nuestra vida, en la última página de nuestro libro, con alegría podamos decir:

“Valió la pena la vivir”