Revista Opinión
Quién nos iba a decir a nosotros que íbamos a ver dimitir a un Papa. Es la última persona en la que hubiera pensado que fuera a renunciar a su cargo. Cierto es que la iglesia y sus actividades me importan poco, con todos mis respetos y no queriendo ofender a nadie . Aún así, hay que reconocer que es un hecho histórico sin precedentes cercanos en el tiempo y que estamos teniendo el "privilegio" de vivir. No está claro el porque de esta decisión, ¿será por salud?, se preguntan algunos, ¿mal rollito en la curia vaticana? nos preguntamos otros. Pero lo importante es el hecho de la dimisión en sí. Ha tomado conciencia de que en su situación, sea la que sea y por la razón que sea, no puede ejercer su cargo en las mismas condiciones en las que fue elegido. Cosa que a mi parecer, le honra. En España dimitir está "demodé". Ya puede estar tu nombre en un informe policial de la Udef o en una anotación de la conocida como contabilidad B. Pueden morir cinco jóvenes en una macrofiesta con el aforo quintuplicado y, hasta en esa situación, se echan la culpa unos a otros pareciendo decir ¡a mi que me registren!. Lo importante es aferrarse al cargo y no soltarse hasta que pase la tormenta. Si es que pasa, porque mucho me temo que la indignación popular va en aumento de manera exponencial y esto ya no hay quién lo pare. Mientras los de siempre pagamos las consecuencias de su mala gestión, todos ellos, independientemente del partido político al que pertenezcan, se rasgan las vestiduras, se apresuran a sacar declaraciones de la renta que no nos aportan nada y nos hablan como si fuéramos tontos, intentándonos convencer de que son las verdaderas víctimas de esta historia y que hay una conspiración orquestada contra ellos. Me cuesta creer que todo lo que sale publicado sea mentira. Tampoco digo que sea toda la verdad. Lo único que pido es que dejen de tomarnos el pelo. Gracias.