La decisión de tener un hijo

Nunca he sido muy niñera, y eso que la gente llama instinto maternal no lo he sentido hasta el mismo momento que decidí tener a mi hijo.
Igual que hay mujeres que les encanta los niños y enseguida saben que quieren tener niños y cuanto antes mejor en mi caso no fue así. Cuando hablaba con mi marido de tener hijos siempre le decía que a mi no me apetecía tener hijos muy pronto y que empezaríamos a hablar cuando cumpliera los treinta y cinco.

Después de dos años de casados mi marido se empezó a poner más pesado con el tema pero a mi todavía no me había entrado el  instinto maternal. No me sentía todavía preparada. Trabajo, tener que dejar de salir, no poder hacer lo que te apetezca cuando quieras… pues como que todavía no me apetecía tener que renunciar a todo eso.
¿Cómo cambie de parecer? Pues no lo se. Me levante una mañana, me puse a pensar en mi vida, en mi trabajo, en mi marido y en mi y de repente me di cuenta que era el momento, que había llegado. Que ya no me importaba tener que poner mi vida patas arriba por una nueva personita que llegara a nuestras vidas.
Cuando se lo dije a mi marido se pensaba que estaba de broma, después de todo lo habíamos hablado seriamente hacia solo un mes y yo había dicho que no era el momento. Pero esto de querer tener hijos y sentirte preparada para ello creo que a cada persona le llega cuando le tiene que llegar, al igual que hay personas que nos les llega nunca.
Mi hijo es lo mejor que me ha pasado, le quiero muchísimo, mi marido dice que estoy enamorada de él y a lo mejor no le falta razón. Disfruto de él un montón y ahora ya no me acuerdo de todas esas cosas que me parecían tan importantes antes de decidir tenerlo y a las que me parecía tan difícil tener que renunciar. Mis prioridades han cambiado y soy muy feliz en esta nueva etapa de mi vida.