Como cada vez que se inicia una disciplina, es bueno proporcionar una definición. Leyendo el libro 'The Oxford Handbook of Affective Computing' me encuentro una definición propuesta inicialmente por la mismísima Rosalind Pickard, la creadora de esta disciplina de la computación afectiva. Se trata de la primera definición que ella propuso y que reza así:
computing that relates to, arises from, and deliberately influences emotion.
Como cabe esperar, las emociones están en el centro de la computación afectiva pero, eso sí, un estudiadas bajo un prisma que, aun recurriendo a lo psicológico, es esencialmente computacional u orientado hacia lo computacional.
Y, en cierto sentido, y de una forma muy compacta, Pickard esboza los dos aspectos fundamentales que van a dominar la computación afectiva: la detección de emociones ('arises from') y la simulación o generación de emociones con capacidad de influir en las personas ('influences')
Esta detección de emociones y esta simulación de emociones con capacidad de influencia, a su vez, en las emociones de los humanos, está en el núcleo de la muy cercana disciplina de la relación robots-humanos (Human Robot Interaction) y especialmente en el caso de los robots sociales.
Dejaré aquí este breve artículo, pero voy a seguir hablando en el futuro, y mucho y pronto, espero, de computación afectiva y de interacción humano-robot, así que esto no es sólo una definición primigenia, sino casi el inicio de un camino.