Hace poco escribí sobre la situación de presión que cada vez va a soportar más la “delgada línea azul” de las fuerzas policiales. Pero este caso concreto se puede extender a cualquier colectivo que está en “la primera línea de atención a las personas afectadas por las crisis”. Con el agravante no solo de que la presión se incrementa sino que los efectivos disponibles y los recursos disminuyen.
Esa delgada línea multicolor de servicios sociales y de atención a las personas es cada vez más delgada: el verde y blanco del cada vez menor personal sanitario y de la sanidad pública, que están intentando mantenernos sanos a pesar de que los riesgos psicosociales y las drogodependencias están incrementándose por la situación de crisis, el de verde la #mareaverde del profesorado de la pública y la concertada, cada vez con menos recursos para poder dar una esperanza a los hijos de quienes están sufriendo los peores efectos de la crisis a pesar del aumento del número de alumnos, el rojo de los delegados y trabajadores de los sindicatos que a la desesperada intentan salvar empleos como pueden en empresas que se están estrellando e intentan que los trabajadores desocupados puedan tener alguna esperanza, a pesar de que cada vez tienen menos recursos para poder hacer su función.
El azul de los cuerpos policiales, sometidos a una criminalidad creciente debido a la crisis, la verde esperanza de los servicios sociales municipales o voluntarios cada vez con menos recursos y mayor demanda, la salmón de los trabajadores de los servicios públicos de empleo que han de atender a una demanda mayor con menos recursos. La línea blanca de los trabajadores de la dependencia, donde cada vez hay menos recursos para unas personas a las que les está llegando tarde o nunca.
Hemos de ser conscientes que la delgada línea que nos separa en la actual situación de crisis de un alzamiento de las clases más depauperadas (no hablo ya de las clases medias que hemos decidido salir a la calle ocupando plazas y agitando las manos, de alguna manera sin saber muy bien que pedir), por ejemplo las becas comedor garantizan la alimentación de muchos niños y que están en peligro, familias enteras que sobreviven con la raquítica ayuda de 400€ y a pesar de ellos la mayoría seguimos pensando que hemos estirado más el brazo que la manga en el sector público en lugar de pensar que pagamos demasiado pocos impuestos como sociedad (y estos estan demasiado poco distribuidos haciendo que la presión fiscal no llegue a las capas altas).
Sí, lo primero es generar empleo, pero mientras esperamos que el mercado se autoregule, purgue el problema financiero y de credibilidad, ¿podremos soportar como sociedad la destrucción sostenida de esta delgada línea multicolor?
Sigamos así, aplaudiendo o tolerando los recortes en la delgada línea multicolor, luego no nos sorprenda lo que nos pueda venir¹.
(1) En Ponticelly (2011), AUSTERITY AND ANARCHY: BUDGET CUTS AND SOCIAL UNREST IN EUROPE, 1919-2009 llegan a la conclusión siguiente:
The results show a clear positive correlation between fiscal retrenchment and instability (…) Expenditure cuts carry a significant risk of increasing the frequency of riots, anti-government demonstrations, general strikes, political assassinations, and attempts at revolutionary overthrow of the established order. While these are lowprobability events in normal years, they become much more common as austerity measures are implemented.