Revista Opinión

La delincuencia en el sistema neoliberal de mercado

Publicado el 24 noviembre 2019 por Carlosgu82

LA DELINCUENCIA EN  EL SISTEMA NEOLIBERAL DE MERCADO

por Ricardo Gómez López

En Chile, a través de un golpe de estado en 1973, con la dictadura militar impusieron una nueva Constitución, que permitió el cambio al sistema Neoliberal de Mercado. Experimento socio-económico nunca antes realizado en país alguno. Esto redujo al Estado a una expresión mínima, dejando las riquezas, servicios básicos en manos de la empresa privada.

Creo que nadie, sensatamente, elegiría gratuitamente los caminos para convertirse en un antisocial. Tal proceder no es genético o subconsciente. La delincuencia es producto de las injusticias sociales; la falta de un trabajo con sueldos dignos; el acceso a bienes y servicios básicos; la carencia de un grupo familiar sólido y una formación cultural y educacional adecuada. Todo aquello va empujando a muchos jóvenes por un camino no elegido, relegando la realización personal, los sueños y sus metas humanas.

En la educación primaria, si el profesor pregunta a los pequeños estudiantes: “Qué les gustaría ser cuando grandes?, lo más probable sería escuchar respuestas como: “médico, profesos, arquitecto, etc.”, nunca un niño dirá que quiere ser traficante drogadicto o delincuente.

Si en una familia los padres tienes un trabajo con sueldos míseros, o quedan cesantes, los hijos deberán abandonar sus estudios para contribuir a mantener ese hogar. Los padres desesperados intentan los más diversos métodos para llegar con algún dinero a casa: optar como vendedores ambulantes, empleados de aseo, juniors, etc., hasta comenzar a vender sus pocos enseres domésticos y de esta manera obtener algún magro ingreso, y quedan fuera del sistema previsional y de salud, por la desesperación de tratar de cubrir las necesidades básicas de subsistencia.

De esta manera quedan vulnerables y se encuentran a un paso de la decadencia moral. “La necesidad tiene cara de hereje” y “la oportunidad hace al ladrón”. Así que comienza la búsqueda de los medios para tener por lo menos algo para comer, y en el intertanto rogar para que nadie enferme. Es así que el desencanto se apodera de ellos y la desesperación los ataca con sus filudos dientes.

Si alguno de los hijos tiene la capacidad, y “la suerte”, de terminar su Educación Media y logra acceder a estudios superiores -como la universidad-, se encuentran con otro muro: el financiamiento.

Y si no llega a ser un alumno destacado para optar a una beca, debe recurrir a un curso Preuniversitario pagado, que por lo general no los prepara para sus estudios profesionales, sino que es una manera de obtener un puntaje que le permitan el ingreso a la universidad. Esto deja en evidencia que hoy la educación es un bien de consumo, un nuevo y lucrativo negocio: colegios particulares, preuniversitarios, universidades, institutos privados.

Como una manera de evadirse de esta triste y dolorosa realidad, muchos caen en el alcoholismo y la drogadicción, comenzando así un peregrinar hacia el desmoronamiento de la familia, hasta que muchos caen en la delincuencia.

El gobierno intenta reducir las alarmantes cifras de robos, asaltos, tráfico de drogas, etc., aumentando la dotación policial las cárceles, en vez de propiciar más y mejores empleos con sueldos dignos, pues en un sistema neoliberal de mercado el trabajador debe descontar pagos previsionales y de salud, locomoción y colación (antiguamente eran asumidos por el empleador).

Al sistema neoliberal de mercado no le interesa la calidad de la educación, tampoco el arte ni la cultura, y nos va embruteciendo y nos induce a la conformidad. Es así que para optar a una buena educación; obtener buenos planes de salud o adquirir una vivienda digna hay que ser casi millonario. Estos son derechos que el Estado debería cautelar y facilitar para cada ciudadano.

La casi extinta Clase Media ha ido paulatinamente engrosando las filas de los niveles socioeconómicos bajos.

El sistema Neoliberal de Mercado es la esclavitud moderna -por lo menos antes los esclavos tenían techo y comida gratis-, ahora además de vivir para trabajar, se deben endeudar a futuro y pagar con intereses abusivos hasta el pan nuestro de cada día.

También este sistema ha permitido la creación de tanto hábil delincuente de “cuello y corbata” -de la llamada Clase Alta: empresarios, políticos y especuladores-, que se han ido apoderando de las riquezas del país, amparados por la Constitución y las leyes, y pululan impunes desafiando la legalidad.

El agua, la educación, la salud, los minerales, la previsión, las carreteras, el trasporte público, los medios de comunicación, etcétera, han sido privatizados transformándose en negocios lucrativos para un pequeño porcentaje de empresarios, dueños del país, convirtiendo a Chile en una Sociedad Anónima, deshumanizado y sin solidaridad.

Por muchos años las luchas sociales lideradas por estudiantes, sindicatos de trabajadores y el pueblo en general, no han encontrado respuestas a sus justas peticiones, dentro de un sistema neoliberal que ya fracasó y que el Estado, los políticos y empresarios se niegan a cambiar.

Mal ejemplo para el mundo y otros países que veían a Chile como un país floreciente “un oasis”, cuando la desigualdad la escondían debajo de la alfombra. ¿Entonces quién crea la delincuencia?. Existe un descontento generalizado y esto provoca el estallido social de los oprimidos, manifestándose contra la “clase política”, el gobierno y el empresariado.

¿Cómo se cambia esto? La crítica, la denuncia y el despotricar contra las injusticias sociales, es un derecho y una necesidad, pero también el accionar para buscar soluciones, aunque estas sean a mediano y largo plazo. Empeñarse en educarse, informarse y cultivarse. Hay que sacar la voz y postular un país mejor, humano, solidario, para lograr una buena calidad de vida, digna. De seguro nuestras conciencias y nuestros hijos y nietos lo agradecerán.


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