Para conseguir estas condiciones de confort, precisaremos de calefacción en invierno, refrigeración en verano y agua caliente sanitaria a lo largo de todo el año para lo que necesitaremos realizar un consumo de energía. El consumo de energía viene dado por la relación entre demanda energética y el rendimiento del sistema.
De esta expresión concluimos que para optimizar el consumo de energía podemos operar de las siguientes formas:
- Disminuir la demanda energética.
- Aumentar el rendimiento del sistema.
- Actuar sobre ambas.
Temperatura exterior.- Independientemente de si estamos en verano o invierno, el volumen de aire existente en el interior de nuestras viviendas está a diferente temperatura que el aire exterior, por lo que a través de nuestros cerramientos se produce una transferencia de calor desde el foco caliente hacia el foco frio, hasta el punto de que si no interviniésemos, se alcanzaría en el interior de nuestra vivienda la temperatura existente en el exterior.
En este caso podemos actuar con mayor o menor eficacia por medio de nuestros cerramientos, el volumen de los mismos, las cámaras de aire, los aislantes térmicos etc… son elementos esenciales para contribuir a la disminución de la demanda energética.
Radiación solar.- Este factor actúa positivamente en invierno y negativamente en verano. La radiación solar impulsa la diferencia de temperaturas entre el foco caliente y el foco frio, produciéndose de esta manera una transferencia de calor hacia el interior de nuestras viviendas.
De igual manera que en el caso anterior la tipología de nuestros cerramientos es fundamental para atenuar los efectos de la radiación solar, pero en este caso es determinante establecer en verano protecciones pasivas que impidan la radiación en los paramentos expuestos, en especial en los transparentes.
Infiltraciones.- Estas se producen a través de fisuras o juntas entre distintos materiales mal acabadas o mal selladas. Estas líneas son accesos directos que permite que el aire circule libremente a través de ellos, transfiriéndose de esta manera un flujo constante de aire que dificultará el mantenimiento de la temperatura en el interior de la edificación.
Para atenuar las pérdidas energéticas por esta razón, debemos detectar la ubicación de estos pasos de aire con el fin de realizar un sellado eficiente de los mismos. Podemos detectar las infiltraciones por medio de nuestros sentidos, es decir, con el tacto percibiendo el movimiento de aire a distinta temperatura en la zona y por supuesto con la vista cuando las grietas, fisuras o juntas sean de mayor tamaño. En caso de pequeñas infiltraciones, el método más eficaz es por medio de termografía infrarroja.
Ventilación.- En términos físicos, esté caso es análogo al anterior, lo único que los diferencia es que en el caso de las infiltraciones se trata de un hecho involuntario y en el caso de la ventilación no solo es voluntario sino que es necesario y obligatorio por estar normalizado en el CTE en su documento HS “Sección HS 3-Calidad del aire interior”. Es necesario porque cuando climatizamos nuestras viviendas no podemos utilizar el mismo aire ya que si no existe cierta renovación, la masa de aire del interior se va saturando progresivamente de CO2 y por otra parte se impregna de los olores que se producen en ciertas estancias como la cocina o los baños.
Contra este factor, no podemos luchar, pues como ya he dicho, es necesario, pero lo que si debemos hacer es optimizar el cálculo para que las renovaciones que garantizan la ventilación se ajusten a lo exigido en normativa, ya que de esta manera garantizamos la salubridad del aire evitando perdidas mayores a las necesarias.
Cargas internas.- Son aquellas que están producidas por los elementos que coexisten en el interior del edificio y que emiten calor sin ser esta la función para lo que han sido diseñados. Estos elementos son principalmente electrodomésticos, equipos y dispositivos que funcionan con electricidad y que por tanto emiten una cierta cantidad de calor cuando funcionan que colaboran para elevar la temperatura del interior.
Tampoco podemos olvidarnos en este punto de la concurrencia humana o animal, ya que todos los cuerpos vivos desprenden calor que pasa directamente a la atmósfera que habitamos.
Como recomendación, para limitar la demanda energética producida por este factor, se recomienda apagar, incluso desenchufar todos aquellos aparatos electrodomésticos que no estemos utilizado. Recordar que todos nuestros aparatos cuando están es "Stand by", siguen consumiendo energía y por ende desprendiendo calor.
Por: Mario Ortega Pascual