La próxima semana algunos pobres desgraciados analizaremos los nombres y apellidos de los titulares que van a jugar los próximos 4 años en la Segunda División B de los ayuntamientos, porque consistorios de primera no tenemos. Ni equipo de fútbol. Debatiremos, estudiaremos, disertaremos sobre pactos malolientes, pondremos pose de intelectuales a la hora de hablar de mangantes, sátrapas y mercaderes ambulantes. Y en este juego estaremos inmersos días y días, y días, y días, y…
Pero se nos escapará un “pequeño detalle”, el episodio que se produjo tras la investidura del señor Bermúdez en el ayuntamiento de Santa Cruz. Los indignados esperaban a los flamantes concejales para recordarles que “lo llaman democracia, y no lo es”
Se formó la pelotera, se vivieron momentos de mucha tensión, como se ve en el excelente video del compañero Juan Pablo Alemán, muchas patadas y hostias. El enfrentamiento entre manifestantes y fuerzas del orden estaba servido.
En ningún momento, pero en ninguno ninguno, justificaré la actitud chulesca de más de uno de los indignados.
Otra muy distinta es que uno tenga la libertad de manifestarte y que las fuerzas “del orden” te metan un viaje, mientras te regalan palabras tales como: “te empujo porque me sale de los coj…(censurado, soy un periodista recatado) Dieron a diestro y siniestro, y lo que más se comentaba entre algunos que presenciábamos el dantesco espectáculo: la policía tenía también ganas de jaleo. Y lo tuvo.
Cada uno tiene su trabajo y su puesto. Y lo respeto. Lo respeto más de lo que creen. Y la policía tenía órdenes de usar la “democracia del palo” si la cosa se salía de madre. Pero antes que polis, son personas.
Y que me levante la mano uno sólo que no considere que lo del sábado en la capital, como en cientos de ciudades españolas, no fue escupirnos en la cara, se limpiaron en trasero con nuestro “derecho al voto”, y encima si esto se denuncia, lo llaman a un “antisistema”, que aún le estoy buscando la parte peyorativa del término. No son antisistema. Son ante este sistema.
PD: Por cierto, sólo vi una cámara de televisión, y una redactora de un periódico. Había que contar la noticia, que supuestamente estaba delante del ayuntamiento y no detrás.