Ejemplo palmario de participación y democracia interna, en las comunicaciones entre los conspicuos podemitas, que deciden sobre sus correligionarios a golpe de un dedo que recduerda bastante la libreta azul del inexplicablemente denostado Aznar. Lo malo no está en el sistema electoral interno de cada formación, que dista bastante de ser ideal; el problema reside en la hipocresía descarada de quienes apuestan por decisiones tomadas en base a la opinión de todos. Me recuerdan estos morados a los griegos clásicos: El derecho a voto no comprende a los esclavos, léase actualmente las bases. Sencillo y eficaz.