Revista Arquitectura
Los habitantes de esta ciudad estamos asistiendo atónitos a un debate marcado por una gran controversia. Después de ocho años de trabajo, ingentes recursos consumidos y un proceso participativo denso se ha llegado a una situación altamente explosiva que afecta a ese documento técnico y jurídico que definirá los posibles usos del suelo en Santa Cruz de Tenerife durante la próximas décadas.
<---Creo que en estos momentos actuales caracterizados por tanto encono y griterío no hay condiciones para poder opinar con mesura y argumentos sobre el Plan General de Ordenación de esta ciudad en que vivo. El que se salga del guión, asumido por aquellos que detentan el liderazgo en la lucha, lo tachan directamente de vendido, sirvengüenza, mentiroso, hijo de p... O curiosamente también de antisistema, inmovilista, hijo de papá, funcionario... Los que debaten tan agriamente descalifican sistemáticamente al adversario y no exponen nítidamente sus argumentos. Algo que, en mi opinión, rozaría casi el fascismo. Una clara perversión de la democracia que tanto conjuran y reclaman. Estamos corroidos por la demagogia, una expresión del escaso desarrollo cultural de esta sociedad.Ni unos han sabido explicar las cuestiones que se critican, más allá de la versión interesada y las verdades a medias, ni los otros han podido argumentar seriamente, superando la tergiversación, la descalificación y el insulto. Es evidente que los representantes políticos al cargo del municipio han perdido la legitimidad para avalar sus propuestas y los otros, aquellos que se oponen, aterran con su beligerancia manifiesta. En este momento, la batalla actual sobre esta cuestión no está situada en el plano técnico sino en el de la autoridad ética para decidir sobre el futuro de este colectivo social al que pertenecemos. Desde luego, puede haber otras perspectivas más positivas y enriquecedoras para todos en este asunto -la ordenación y planificación del aprovechamiento del suelo- tan importante para el futuro de este castigado territorio insular. Sin embargo, la discusión debe centrarse sobre el documento que está en la palestra pública. ---> <--- Dado que ya han sido varias personas las que me piden que exponga mi opinión públicamente al respecto, creo que estoy en la obligación de hacerlo. No obstante, esperaré para ello un tiempo a la espera de que se remansen las aguas y se pueda dialogar de verdad. --->