Tras la demolición de la muralla de Traslacava, Colosía, a medida que avanzaban sus obras, mandaba derribar los paredones junto a Somorrostro y dejar expedito el camino hacia el muelle de las Naos. En virtud de sus instrucciones, se disponía a aprovechar los materiales de la muralla para construir la alcantarilla general o caño de Atarazanas; igualmente los resultantes de la parte de la muralla todavía existente entre la Putinda y el Cay, pues el muelle de unión entre la Ribera y la Rampa larga estaba ya construido. De esta forma, el siglo XVIII se terminaba manteniendo en pie, solamente, la muralla desde la puerta de Santa Clara hasta el final de la cuesta del Hospital. La parte oriental ya no existía, y por esa brecha comenzó a extenderse la ciudad.
De «Santander en la historia de sus calles», de J. Simón Cabarga
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