En lugar de combatir sus ideas y propuestas con argumentos, los partidos políticos españoles, podridos por la corrupción y ajenos a las prácticas democráticas, han intentado asesinar a VOX, utilizando como armas la mentira, el boicot y la injuria. Ese comportamiento brutal no ha sido ni admitido ni condenado en una España política demasiado podrida, donde los ciudadanos, por desgracia, están habituados a soportar abusos de poder, falsedades, estafas y agresiones por parte de los partidos que se han adueñado del Estado. Nadie ha pedido perdón en España por el intento de asesinar a VOX utilizando las peores artes y las bajezas más agresivas de la política. La demonización de VOX, además de una injusticia y una agresión antidemocrática contra un partido político integrado por ciudadanos, es, sobre todo, una vileza y de las agresiones más antidemocráticas e indecentes de la política española en las últimas décadas. ---
La fechoría, tan grave que ha manchado la democracia española de oprobio, ha sido perpetrada por el PSOE, Unidas Podemos y otras tribus de la izquierda marxista española, con la cobarde complicidad de la derecha y ayudadas por un periodismo que, sometido y vergonzante, han estigmatizado a VOX para impedir su ascenso y han rodeado a ese partido de uno de los cinturones sanitarios más indecentes desplegados en la historia política de Europa.
Asustados ante el ascenso inicial de VOX, que parecía imparable, las izquierdas, con la complicidad cobarde de algunos partidos de derecha, lo sentenciaron a muerte. Le han acusado de casi todos los males y le han atribuido mentiras sonrojantes, como aquellas de que es un partido de extrema derecha, que quiere acabar con la Constitución, que piensa arrebatar sus derechos a las mujeres, que quiere llenar España de pistolas y hasta que quiere provocar una nueva guerra civil.
Esa indecente catarata de mentiras y agresiones, desplegadas para destruir al partido, ha sido acompañada de un boicot mediático sin precedentes, que ha silenciado a VOX y le ha impedido explicarse y defenderse, lo que hace todavía más sucia y vil la agresión.
De nada le ha servido a Santiago Abascal, líder de VOX, denunciar la demonización de VOX y el haber intentado aislar y aplastar a su partido, a través del "Todos contra VOX" y de crear dos bloques en España: VOX y el resto de los partidos.
La verdad ha sido ocultada cuidadosamente y los medios de comunicación han colaborado en esa operación de acoso y derribo. Nadie ha dicho que el comportamiento de VOX durante las dos campañas electorales ha sido ejemplar, pacífico y sumamente educado, sin haber protagonizado ni un sólo acto de odio o de violencia. Ni tampoco se ha dicho ni condenado que las turbas de jóvenes encuadrados en las izquierdas si han roto mítines y repartido golpes para boicotear actos de VOX.
Tampoco se ha dicho que donde existen auténticas violaciones de la Constitución, intentos de golpe de Estado, extremismos contrarios a la democracia y donde se concentra el peligro para España no es en VOX, un partido que sólo quiere reformar y enderezar, pacífica y democráticamente, los males de la nación, claramente señalados en su programa, sino en Unidas Podemos, BILDU y los independentistas que han sostenido el último gobierno de Pedro Sánchez y que ahora siguen fraguando alianzas con el PSOE para participar en el próximo gobierno de la nación, de autonomías y ciudades.
El poder político español, unido al mediático, gran parte del cual está claramente sometido, ocultan la verdad de que el independentismo catalán y BILDU son las formaciones que de verdad agreden la Constitución y constituyen claramente una extrema izquierda y un nacionalismo agresivo, supremacista, xenófobo, golpista y violento que en cualquier lugar de Europa seria condenado por los jueces y expulsado de la lucha democrática, pero que en España es mimado y cortejado por Pedro Sánchez y su partido, que probablemente los necesiten para gobernar.
VOX es hoy la víctima de una conspiración antidemocrática y llena de vileza que en España se oculta y se niega, gracias a la capacidad de bajeza que han alcanzado los partidos corrompidos y a que la mayoría de los grandes medios, sobre todo la influyente televisión, silencian y esconden tamaña vileza.
El gran pecado de VOX, por el que ha sido condenado a morir, es haber planteado en su programa las grandes verdades que los viejos partidos españoles han declarado "tabú" y quieren mantener ocultas: la sangría económica y moral que representan las autonomías, el desorbitado tamaño de un Estado que está tan lleno de parásitos que es casi imposible de financiar, la innecesaria abundancia de impuestos, claramente injustos y abusivos, el descontrol de la inmigración, que permite la entrada de ilegales sin ser filtrados, muchos de ellos para delinquir y vivir de los subsidios, sin integrarse ni trabajar, la injusticia y os desequilibrios que se esconden detrás de una ideología de género que aplasta al varón y eleva a la mujer por encima de la igualdad que proclama la Constitución, la necesidad de proteger a la familia, el peligro grave de que España se desintegre, ante la permisividad de los grandes partidos frente a las agresiones del independentismo golpista, que además de haber infectado Cataluña amenaza con convertir en avisperos de odio al País Vasco, Navarra y otros territorios, y un largo etcétera de abusos de poder e injusticias que van desde el despilfarro al endeudamiento atroz, son olvidar la financiación de los partidos con dinero público y una permisividad nauseabunda frente a la delincuencia política y una corrupción que ha convertido la democracia española en una inmensa cloaca.
Esperemos que la ciudadanía reaccione frente a las conspiraciones y falsedades del poder y que la verdad sobre España se abra camino y termine resplandeciendo.
Francisco Rubiales