Leí esta novela hace ya un tiempo, pero se me había olvidado colocarla en mi estantería virtual. Hoy traigo, tras haberlo releído, La dependienta.
Conocemos a Furukura Keiko, una chica tímida un tanto peculiar que trabaja en una tienda de esas que están siempre abiertas. Superados los treinta, tiene toda la pinta de quedarse soltera por mucho que quienes la quieren esperan que eso no sea así. Pero es que Keiko tampoco es que se relacione con demasiada gente. Ella es, definitivamente, distinta. Y también lo es su nuevo compañero, Shiraba.
Con este libro he tenido sentimientos encontrados. Por un lado me parecía interesante la premisa de lo que se espera de una persona en la sociedad. No es novedoso, Jane Austen ya hablaba sobre eso y hacía hincapié en las mujeres y el peso que ejercía sobre ellas cumplir con lo esperado, pero me suele atraer este tipo de novelas que demuestra, que, a fin de cuentas, tampoco han cambiado tanto las cosas. Solo la forma en que se llevan a cabo. Sin embargo me tropecé con la segunda parte y es que el propio autor parece caer en esa misma trampa social cuando, donde yo esperaba una heroína clásica que decidiera que le importaba poco lo que se espera de ella y se queda con un trabajo que le de para vivir y hacer de su vida lo que le venga en gana, me han dibujado a una protagonista que tiene algún tipo de tara que no le permite relacionarse de forma adecuada, empatizar socialmente con la gente o, incluso, improvisar. Me gusta, eso sí, la forma en que está escrito, los microuniversos, las percepciones... lo esperado a fin de cuentas en un libro de autoría oriental, pero no he podido evitar la sensación de que la autora es partícipe de su propia crítica al colocarnos una protagonista marcada por su carácter (que estoy segura se le podría poner un nombre, aunque yo lo desconozca). Supongo, o quiero suponer al menos, que las presiones en el mundo occidental para seguir una línea de vida personal, no pasan de las preguntas dichas "sin maldad" sobre si ya tienes novix o te vas a casar/tener hijos... y que en otras sociedades estas presiones son mucho más acusadas y se ponen de manifiesto sin necesidad de envolverlas en papel de regalo, y es ese el motivo por el que se me ha quedado corto un librito que, por lo demás, resulta fácil y rápido de leer.
Me ha gustado el refugio en el que convierte el konbini en el que trabaja, un lugar que comencé percibiendo como imposible (me costaba entender que fuera el lugar en el que la protagonista se siente feliz y realizada) y que acabé reconociendo en cambio como el espacio seguro en el que absolutamente todo podía estar bajo su control. Y aunque sí, es allí donde conoce a su compañero, la resolución que da la autora a este punto me resulta más que satisfactoria. Como digo, la única pega que le veo es esa suerte de tendencia a marcar la conducta de la protagonista como algo más patológico que referido a su fortaleza de carácter.
La dependienta me ha gustado sin estridencias. De hecho me gustó más cuando lo leí que pasado el tiempo y para realizar esta reseña me he vuelto a asomar a sus páginas porque, al sentarme delante del ordenador, me di cuenta de que me "molestaban" algunos puntos al ser razonados en los que en su momento no caí. A segunda lectura lo tengo claro, estamos ante un libro cortito que se lee prácticamente de una sentada pero al que se podría haber sacado, indudablemente, mucho más partido.
Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?
Gracias.