Aunque parezca increíble, el partido que resultará más dañado por el traslado forzoso de los restos de Franco no será el PSOE, autor de la exhumación, sino el Partido Popular, por cobarde y por no haber sabido impedir ese ataque incomprensible al cadáver de un jefe e Estado, víctima del odio de las izquierdas. ---
El circo necrófilo de la izquierda hará el ridículo en el mundo, pero saldrá peor parada la derecha, por no haber sabido defender a Franco del odio y de la venganza de las izquierdas.
Pedro Sánchez utilizará el traslado de los restos de Franco para ganar votos, pero la derecha española solo cosechará desprestigio y ridículo, a nivel mundial y en la propia España, donde será acusada de cobardía y de indiferencia ante la profanación.
Otra que saldrá malparada del aquelarre antifranquista será la Iglesia Católica, por no haber intentado siquiera impedir la profanación, a pesar de que los católicos deben su existencia en España a la defensa que hizo Franco de la religión ante el acoso asesino de los socialistas, comunistas y anarquistas, que violaron y asesinaron a decenas de miles de religiosos y practicantes católicos en los años previos a la contienda y, sobre todo, durante la guerra. Muchos historiadores y analistas creen que de haber ganado la guerra, las izquierdas habrían aniquilado hasta los últimos restos del catolicismo, incluyendo casi la totalidad de sus templos.
Pero nadie saldrá peor parado que el Partido Popular de la estúpida y revanchista orgía antifranquista. Acomplejado y con pánico a ser identificado con el Franquismo, la derecha española se ha puesto vergonzosamente de perfil ante el asalto de la tumba del general que se alzó contra la República para acabar con el odio y el baño de sangre desatados. Ni siquiera ha defendido a la familia, ni ha interpuesto recurso alguno ante los tribunales y no ha querido ver en la exhumación lo que en realidad hay: recuperación del guerracivilismo y entierro de la Transición española y de su principal logro, que fue la firma de una paz entre vencedores y vencidos en aras de construir una España moderna y próspera, orgullosa de ser una nación democrática europea.
La cobardía del PP de Pablo Casado se agrega a la escandalosa cobardía de Rajoy, que exasperó a la ciudadanía española y dio alas a un PSOE que estaba contra las cuerdas y seriamente desprestigiado después del fracasado y conflictivo mandato de Zapatero. La consecuencia de ese festival de cobardía y miedo ha sido la pérdida masiva de votos por parte de la derecha y la fuga de millones de votantes conservadores hacia Ciudadanos y VOX, hartos de soportar a cobardes con carné del PP, obsesionados únicamente por el disfrute del poder y de sus privilegios.
Si Franco hubiera sido francés, por ejemplo, o alemán, habría sido respetado como pieza destacada de la historia y se habría empleado la cordura y la razón para realizar un balance equilibrado de sus errores y aciertos. En el triste caso de España, los revanchistas y resentidos políticos de la izquierda han puesto sobre la alanza sólo el perfil dictatorial del general Franco, olvidando, de manera miserable y arbitraria, sus grandes logros de su régimen, que convirtió a España en el país que más crecía de Occidente, en la novena potencia industrial del planeta y en la nación menos endeudada de Europa, justo con Luxemburgo.
La bacanal antifranquista de Pedro Sánchez y del PSOE pasará a la Historia como una iniciativa miserable, enemiga del perdón, cargada de odio e indigna de una nación equilibrada, democrática y moderna.
Francisco Rubiales