Revista Opinión
La derecha extrema emponzoña la precampaña electoral
Publicado el 03 marzo 2019 por Rgalmazan @RGAlmazanEmpezamos bien. Extremando el apocalipsis político que las tres derechas venían ejerciendo desde la moción de censura que echó a los corruptos del poder.
Poco hay que decir de Vox, pues todo el mundo sabe, o debería saber, hasta que punto está dispuesto a llegar, si algún día tiene poder real: Fascismo puro y duro.
Del PP, decir que cada día está más cerca de Vox no es ninguna exageración, basta ver cómo vocifera, insulta y miente su líder Casado, quien ha decidido taponar la salida de sus votantes por la derecha, por lo que cada día sus intenciones son mas extremas y se distancian más de la derecha civilizada, presumiendo de centristas, a sabiendas de que les pilla lejos pero con la convicción de que les da vergüenza decir que son de derechas.
Pero aún hay más, hay que ver a la portavoz pepera en el Congreso: Dolors Montserrat –su nivel intelectual no llega a ordenanza de tercera, y se limita a repetir lo que dice su capo, eso sí, mucho peor y sin convicción— que cada vez que habla sube el pan. Pretende seguir los pasos de su antecesor: Rafael Hernando, aún siendo éste último más duro, que tenía unos recursos dialécticos de los que la pobre Montserrat carece.
Y por si fuera poco el PP ha colocado como aspirante a capitanear la Comunidad de Madrid a Isabel Díaz Ayuso, que podría perfectamente estar en Vox. Una mujer que habla contra la violencia de género de forma descarnada y que dice pretender acabar con ‘la dictadura feminista’. Por cierto, mentirosa y claramente maliciosa, defensora de Aguirre y Cifuentes sin complejos, mintiendo al hacer comparaciones en el caso de la segunda y omitiendo la corrupción de la cloaca que ha impregnado a la primera. Otra joya de la corona.
Y nos queda Ciudadanos, un partido que presume de ser colectivo y sin embargo es el más vertical de todos, teniendo a Rivera y a sus adláteres íntimos (bien podría ser una empresa llamada Rivera y Cía) como única referencia en el partido. Cada vez se parece más a un equipo de fútbol. Su única preocupación es fichar a personajes conocidos, bien del mundo de la farándula o bien del mundo de la política o de otras esferas.
Empezó con artistas trepas como Cantó o Felisuco, para seguir con fichajes estrellas como Valls, un personaje que fue primer ministro en Francia y que tras su estrepitoso fracaso en la nación vecina, al no poder colocarse allí, optó por convencer a Rivera para ser candidato a la alcaldía de Barcelona. El caso era no quedarse en el paro.
A eso han seguido fichajes de otros partidos como el exministro socialista Corbacho, a quién llamaba en sus tiempos: rey del paro, o a fichajes peperos como la presunta corrupta Silvia Clemente (ya saben que Ciudadanos combate la corrupción sólo cuando no se da en sus filas) o a Bauzá, al que el PP ya había liquidado en sus filas.
Y todo ello, tanto en Ciudadanos como en el PP, destilando odio y mentiras. Siempre en un empeño por aumentar el conflicto y la crispación, sus declaraciones –fake news— tratan de dar la razón a Goebbels, del que cada vez están más cerca. Ya saben, aquello de que repitiendo mil veces una mentira, ésta se convierte en verdad. Y tanto monta, monta tanto, Rivera como Casado, tienen su baza electoral mayor en mentir sobre Cataluña y en prometer el 155 si llegan a ganar.
Nunca les ha interesado mejorar la vida de los españoles, es más, el PP, con Rajoy al frente, ha desmejorado notablemente el Estado del Bienestar, mientras que con su política anticatalana ha conseguido que los independentistas pasaran del 15% al 48%, en diez años. Un gran logro. A este objetivo pepero hay que unir la absoluta inacción de Ciudadanos, que, a pesar de ser el partido más votado en Cataluña no ha sido capaz de generar ningún diálogo para tratar de resolver el conflicto. El gran mérito de Inés Arrimadas, la líder catalana de Ciudadanos, ha sido superar a Rajoy en la inacción para resolver el conflicto y en odio. Eso sí, ella, una vez que no ha hecho nada por resolverlo, ha decidido dejar Cataluña y saltar al Congreso de los Diputados.
Un panorama difícil, donde la izquierda más allá del PSOE tiene que reaccionar y conseguir el apoyo electoral necesario para que ese tridente ultramontano, aznarista y fascistoide, formado por las tres derechas, no pueda formar gobierno. Es el momento, ahora o nunca, en menos de dos meses puede ser tarde.
Salud y República