Juan Martorano.
Observando minuciosamente los últimos acontecimientos que se han suscitado en las últimas horas, debo ser responsable con lo que voy a aseverar en las líneas a continuación. La derecha venezolana no se prepara para el inicio de una campaña electoral, y para unas elecciones parlamentarias. La derecha se prepara para un escenario violento, incluso, facilitar y generar las condiciones para una agresión militar directa por parte de los EEUU contra la Patria de Bolívar y Chávez.Necesariamente, debo hacer una síntesis de acontecimientos que omití en mi último artículo para, nuevamente ponernos en contexto.
Además de las denuncias del Ministro del Poder Popular para la Defensa y Jefe del Comando Estratégico Operacional de nuestra Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), G/J Vladimir Padrino López, debo destacar también la nueva afrenta sufrida por nuestro Defensor del Pueblo, el Abogado y experto en Derechos Humanos, Tarek William Saab.
Tarek William Saab, fue víctima de un nuevo acto de hostigamiento durante su viaje de trabajo para asistir a la Asamblea Anual de la Federación Iberoamericana del Ombudsman que se efectuará esta semana en Montevideo, Uruguay.
El lamentable incidente ocurrió este domingo a las 3 de la tarde, cuando el Defensor se disponía a abordar el vuelo de conexión que lo llevaría desde Ciudad de Panamá a Montevideo. Sin que mediara justificación alguna, una funcionaria de migración retuvo el pasaporte del actual presidente del Poder Ciudadano y le llevó aparte para someterlo a un interrogatorio.
Este desagradable incidente se suma a la bochornosa actuación de Migración-México a principios del mes pasado, cuando Tarek William Saab fue sometido a un interrogatorio por escrito por instrucciones de Interpol-EEUU que emitió una alerta migratoria que hasta la fecha no ha sido aclarada. Aunque el Defensor pudo continuar su viaje a Montevideo, la Defensoría del Pueblo considera este nuevo suceso como un acto de acoso a su titular, que puede buscar intimidarlo y limitar su libertad de movimiento.
Desde esta trinchera, todo nuestro apoyo y solidaridad para nuestro Defensor del Pueblo, Tarek William Saab.
Por otra parte, destaco también la casual falla que tuvo el ferrocarril que va hacia los valles del Tuy producto de una falla eléctrica. Igualmente, una falla eléctrica ocasionó un bajón de tensión que generó un apagón parcial y fallas en las comunicaciones nada más y nada menos que en las instalaciones del Ministerio del Poder Popular para las Relaciones Interiores, Justicia y Paz.
Hay muchos más hechos, pero quiero cerrar este contexto con la gravísima información reportada por el Director de Seguridad Ciudadana del estado Táchira, Ramón Cabeza, quien este lunes denunció un ataque a la sede de Corpoelec en la que “80 encapuchados se saltaron la cerca de seguridad, lanzaron bombas molotov y dejaron 20 vehículos de los trabajadores dañados y uno de Corpoelec quedó severamente afectado, que es utilizado para prestar servicios al público”.
Cabeza detalló que el hecho ocurrió cerca de las 9:30 de la mañana. “Los encapuchados incendiaron los vehículos de los trabajadores, ellos tuvieron que salir con extintores para apagar el fuego”.
Creo que esta información no amerita mayores comentarios.
Pues bien, lo reitero, la derecha se maneja en el escenario de la violencia, del Golpe, y el imperio estadounidense, ávido y necesitado de las riquezas venezolanas, desea dar al traste cuanto antes con el Gobierno de Nicolás Maduro y yugular el ejemplo de la Revolución Bolivariana. Nos estamos moviendo en el contexto más complejo de la Revolución Bolivariana, superando el Golpe de Abril de 2002 y el paro- sabotaje petrolero de finales de ese año y comienzos de 2003.
Por recomendación de un amigo, revisé los antecedentes previos a la invasión militar gringa a Panamá, bajo la égida de la Operación “Just Cause” (Causa Justa) implementada el 20 de diciembre de 1989. Particularmente, me topé con elementos muy similares a los nuestros que me pararon los pelos de punta.
En primer lugar destacó el tratado Torrijos-Carter, firmado en 1977 por el presidente estadounidense Jimmy Carter y el jefe de gobierno panameño, el General Omar Torrijos. En ese documento, por medio de cuyas clausulas principales, los Estados Unidos acordaron la devolución de los territorios administrados por ellos en la zona del Canal de Panamá desde el año 1903, el control de la operación del canal, el cierre de las bases militares y la salida de todos los soldados estadounidenses de Panamá. Dicho documento acordaba todo un calendario para la transición de todos los aspectos de la devolución del canal antes del año 2000. Sin embargo, condicionaba la defensa de dicha vía de manera conjunta, a través de un tratado adicional, dando la posibilidad de intervenir militarmente en Panamá, si la operación del canal se viese seriamente comprometida.
Lo cierto es que, luego del “accidente” donde perdió la vida el General Torrijos, Panamá entró en un período de inestabilidad política terrible. Llega al poder el General Manuel Antonio Noriega, estrecho colaborador de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de los Estados Unidos. Pero, desde el momento en que Noriega exigió y consiguió el cierre de la Escuela de las Américas en territorio panameño, se le volvió un elemento incómodo para EEUU, al punto que el senador Jesse Helms, el mismo que impulsó la ley de embargo contra Cuba, exigía al gobierno de su país tomar las medidas para sacar a Noriega del poder, pero el director de la CIA de aquel entonces, William Casey, salió en defensa de Noriega alegando que éste realizaba tareas importantes para el gobierno de Estados Unidos.
Pero luego de la medida tomada por Noriega ya descrita, los Estados Unidos desde 1986 empezaron un bloqueo abierto contra Panamá, ocasionando una terrible crisis económica, llegando incluso al congelamiento de cuentas bancarias para evitar la fuga de capitales. Cualquier parecido con nuestra realidad actual, no es mera coincidencia.
Durante este tiempo los Estados Unidos negociaron condiciones para el retiro de Noriega del poder sin obtener resultados. El 7 de mayo de 1989 tuvieron lugar las elecciones presidenciales en Panamá, entre el candidato opositor al régimen militar, Guillermo Endara, y el candidato respaldado por Noriega, Carlos Duque Jaén. Resultó vencedor Endara con un triunfo arrasador pero, al presentarse los resultados, Noriega impartió instrucciones al tribunal electoral para declarar suspendidos los comicios. En septiembre, en lugar de asumir el vencedor de dichos comicios presidenciales, Noriega suspendió la Constitución y designó a un allegado suyo como encargado del Poder Ejecutivo, a Francisco Rodríguez.
En Octubre de 1989, fuerzas rebeldes dirigidas por el mayor Moisés Giroldi Vera, tomaron el cuartel central y retuvieron a Noriega. Giroldi, jefe de la compañía de fusileros responsable de la seguridad de la Comandancia, había abortado ya un intento golpista contra Noriega y ello le valió ser ascendido al rango de mayor, pero su intento de deponer a Noriega fracasó ya que el helicóptero enviado por las fuerzas armadas de los Estados Unidos no llegó. La situación se tornó más confusa cuando sus compañeros pedían su anuencia para dar muerte a Noriega, lo que dio tiempo para que la rebelión fuera sofocada por fuerzas leales a Noriega. Giroldi y todos los hombres que lo respaldaron en su acción fueron fusilados por instrucciones directas de Noriega.
El 15 de diciembre de 1989, la Asamblea Legislativa otorgó poderes especiales a Noriega designándolo Jefe del Gabinete de Guerra, mientras que declaraba a la República de Panamá en estado de guerra contra los Estados Unidos de Norteamérica.
Los Estados Unidos empezaron a acelerar sus planes de intervención militar, pero no tenían el motivo para actuar. Tenían en países y zonas cercanas a Panamá 26.000 soldados de unidades élite, de comandos navales, del ejército y la 82 División Aerotransportada, es decir, 12.000 soldados más para la intervención militar. Pero el motivo para actuar en territorio panameño les llegaría pronto, antes de lo que ellos se imaginaban.
Dos días antes del ataque, un soldado estadounidenses fue abatido cuando traspasó un retén frente al Cuartel Central de la Guardia Nacional, lo que fue considerado como el detonante del conflicto. La invasión inició la madrugada del 20 de diciembre de 1989 con autorización del presidente estadounidense George H.W. Bush, por las siguientes causas:
• Proteger la vida de los ciudadanos estadounidenses que residían en Panamá.
• Defender la democracia y los derechos humanos en Panamá.
• Detener a Noriega para enfrentar delitos de tráfico de drogas.
• Respaldar el cumplimiento del Tratado Torrijos-Carter.
La Fuerza Aérea de los Estados Unidos probó un armamento de última generación, como los bombarderos furtivos F-117 Nighthawk o los helicópteros de combate AH-64 Apache contra un ejército muy poco equipado. A pesar de la alta tecnología del armamento estadounidense, se produjeron numerosas muertes civiles al ser alcanzados muchos edificios no militares. El ingreso de los soldados estadounidenses al barrio El Chorrillo, fue particularmente incendiado y masacrado.
No hubo ninguna declaración de guerra y la acción fue condenada por la Asamblea General de la ONU y por la Organización de los Estados Americanos (OEA). La operación duró pocos días ante la superioridad del ejército ocupante y la poca resistencia encontrada. Noriega logró escapar y buscó asilo en la Nunciatura Apostólica. Posteriormente, se entregaría a las fuerzas de ocupación y sería puesto bajo arresto.
Guillermo Endara fue nombrado presidente del país en una base militar de EE.UU. durante la operación. En los días siguientes a la intervención, debido a la ausencia de policía y ante la pasividad de las tropas estadounidenses, se produjeron en varias ciudades saqueos y actos de vandalismo que aumentaron las pérdidas materiales.
Pues bien, con la actual situación, y el escalamiento de los conflictos en este instante, la derecha cocina un escenario muy similar al reseñado en estas líneas.
Creo que estamos en el proceso de acumulación de fuerzas para dicho conflicto. Ojalá no se dé como aquella canción de Rubén Blades cuando dice: “Chorrillos ardió como Berlín”. Creo que se llama 20 de diciembre.
Nosotros debemos, como se dice coloquialmente, “medir el cuero” (evaluar el escenario), y si están dadas las condiciones materiales para que se rompa con el hilo constitucional y la estabilidad en nuestro país. Y creo que en estos momentos en nuestro país no faltará quien quiera atreverse, y en eso, los gringos son muy buenos allí.
Así que ante ese escenario de complejidades y amenazas. Lo que toca es estar rodilla en tierra, fusil al hombro, bayoneta calada y movilización popular.
¡Bolívar y Chávez viven! ¡Y sus luchas y la Patria que nos legaron siguen!
¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Independencia y Patria Socialista!
¡Viviremos y Venceremos! Abogado, Activista por los Derechos Humanos, Militante Revolucionario y de la Red Nacional de Tuiter@s Socialistas (RENTSOC).
[email protected] @juanmartorano