La derrota por 5-1 de la selección española de fútbol frente a Holanda, en el Mundial de Brasil, además de causar dolor y decepción entre los millones de aficionados al fútbol que pueblan este país, generó profunda preocupación en el gobierno de Rajoy, que esperaba contar con la valiosa droga que representa el fútbol para adormecer y calmar a la ciudadanía española, cada día mas indignada ante la corrupción, el abuso de poder y la arrogancia del poder político español, que empieza a ser mas odiado que rechazado por el pueblo, lo que le hace perder legitimidad democrática.
Si España cae derrotada por Chile y no logra clasificarse, el rápido regreso de los jóvenes millonarios del fútbol será un desastre para la casta política española, ya que la derrota inesperada de los campeones del mundo sumará frustración y desencanto a una ciudadanía que desea un cambio político profundo y la sustitución de los políticos actuales, marcados por la corrupción, el fracaso y el rechazo ciudadano, por gente decente, demócrata y capaz de anteponer el bien común a sus egoísmos y miserias.
Una decepción futbolística en Brasil podría precipitar la ruina del actual sistema, muy dañado por el rechazo ciudadano y por la creciente debilidad de los dos grandes partidos que lo sostienen: el PP y el PSOE, que pierden votos y apoyos constantemente y que hasta empiezan a perder adhesiones en los grupos empresariales y financieros que influyen poderosamente en los mercados y en la política mundial.