Publicado en HeraldPost.es
El año que estamos viviendo y al que le quedan un par de telediarios es un magnífico botón de muestra. Hemos tenido ejemplos, acontecimientos, suficientes como para que una desconexión que ya muchos dan por efectiva nos obligue a pensar las cosas de manera diferente. No soy el primero que enumera Brexit, Colombia y Trump en la misma lista. Me subo al carro – en realidad llevo tiempo en él, esperando que se consumara la victoria de Trump – de los que dicen que por un lado va el vulgo y por otro el establishment, la clase dirigente, que incluye mass media convencionales y muchas de esas empresas que viven al albur del BOE. Y con el BOE parado, también se vive bien.
Los contribuyentes tienen muchas formas hoy de informarse. Yo hace lustros, varios lustros, que no veo un telediario de esos que le quedan al año. En ninguna cadena televisiva. No me considero alguien fuera del mundo. Hay información a raudales. La gente tiene perfecto acceso a ella en occidente. Los políticos pueden decir misa. Los medios convencionales pueden decir misa. Trump, lleva 30 años apareciendo en la tele americana, siendo un tío simpático y hasta divertido, y ese mensaje ha calado tanto que un alto porcentaje de americanos no ha creído que sea el cabrón con pintas que nos venden desde los púlpitos, deprisa y corriendo, desde que anunciara candidatura.
No se equivoquen, la elección entre Trump y Clinton, como muy bien la describía hace unos días Pablo Lato, es la elección entre un martillazo en la cabeza y la cicuta. Con cicuta, Clinton, palmas seguro, con un martillazo en la cabeza, Trump, puedes palmar, quedar vivo y salir del paso con una mala migraña o quedar vivo pero muy tocado y enfrentarte a una muerte lenta y dolorosa. Cada vez más población, con más información distinta, con facilidad de acceso, toma sus propias decisiones. Vota lo que le da la gana. Y que salga el sol por Antequera. Trump es un desastre. Solo queda esperar que sea todo fachada y que incumpla muchas de las promesas electorales que hizo, como cualquier político, por cierto.
La desconexión entre sociedad civil y su clase dirigente ya empezó a vislumbrarse en Grecia, manda huevos, con el asunto Tsipras. Tiene a muchos totalitarios esperando turno. Francia, Hungría o Austria, así a bote pronto. Sin embargo no hemos vuelto a los años 30 del siglo pasado. No venimos de devastadoras guerras y tenemos mucha más información, punto clave este, y acceso sencillo a ella. Venimos de la socialdemocracia. Y del intervencionismo. El Estado del Bienestar colapsa. El colapso es la razón oculta tras la desconexión. El mundo que nos pintan desde arriba no es el mundo que vemos aquí abajo. Nos sangran la mitad de nuestra vida y no parece que obtengamos valor por nuestros esfuerzos. Así que buscamos nuevos mesías. O explicaciones que realmente encajen con lo que está pasando.
El populismo de Trump o de Iglesias o de Le Pen promete arreglar problemas complejos con soluciones sencillas, mágicas. Muchos necesitan creer en esto y ahí está su triunfo. Papa Estado cuidará de ti. Magufadas. La realidad es otra cosa bien distinta y de nosotros depende, de los que tenemos claro que hay una diferencia sustancial entre ser libres y tener buenos amos, repetir una y otra vez que el camino es radicalmente distinto. Que el Estado de Bienestar no es más que el bienestar de unos pocos que se denominan a sí mismos salvadores de la patria. Que es un sistema intrínsecamente corrupto. Que no se pueden poner puertas al campo y parar el progreso de la sociedad. El movimiento de personas por el mundo para ganarse la vida no es algo nuevo de hoy, por cierto.
Reconforta ver que más de 4 millones de americanos se han inclinado por una vía distinta a la oficial – Trump es establishment, menos que Hillary, pero tampoco se saldrá demasiado del guion – como antídoto al populismo. Frente a más Estado ellos han dicho más Libertad. Somos adultos. Varios estados han legalizado el uso recreativo de la marihuana de paso. Hay que pasar las etapas y vacunarse. Días inciertos esperan. Tengan claro que frente al populismo la única medicina que funciona es la Libertad, representada políticamente en USA por el Libertarian Party y, en esta elección, por Gary Johnson, y en España… bueno que les voy a contar, son ya más de seis años luchando codo con codo con mis compañeros del P-LIB. Y muchos más que nos quedan.
Archivado en: Comentarios Propios Tagged: HeraldPost