La familia de Felipe V
Los resultados de las reformasLos cambios no tardan en ponerse de manifiesto y la prosperidad económica española del siglo XVIII se materializa en un aumento de población de ocho a diez millones de habitantes en la Península. España es uno de los primeros países donde se fundan reales academias de ciencias, artes y letras, academias militares, se realizan expediciones científicas y se reforman los planes de estudios universitarios con los mayores adelantos del momento. Los municipios de la España del siglo XVIII ya garantizaban los servicios de un médico, un boticario, un veterinario y sólo los más pequeños y pobres no garantizaban a un maestro, en cuyo caso sus funciones las hacía el párroco local: al finalizar el siglo más de la mitad de la población española está alfabetizada, igual que en el resto de los países de la Europa Occidental. Aparece y se desarrolla la prensa que difunde noticias, adelantos y polémicas. Se construyen astilleros en El Ferrol, Cartagena, Cádiz y La Habana que desarrollan una poderosa marina, las “Reales Fábricas” introducen y desarrollan nuevas técnicas de fabricación que se aplican en grandes centros fabriles como el complejo de manufacturas laneras de Guadalajara, se forman las “Reales Compañías” para incentivar el comercio, y se hacen grandes obras públicas como el Canal Imperial de Aragón, el canal de Tauste, el pantano de Lorca o la Acequia Real del Júcar. Se construye la primera red radial de carreteras pavimentadas españolas y una de las primeras de Europa, se fundan poblaciones en lugares despoblados como el asentamiento de inmigrantes alemanes en Sierra Morena…, así como en cada ciudad de España y la América española se hacen reformas urbanísticas en las ciudades con paseos y alamedas ajardinadas. El ingeniero militar español Roque Joaquín de Alcubierre descubre y excava las ruinas de las antiguas ciudades romanas de Herculano en 1738 y de Pompeya en 1748, apareciendo así el arte neoclásico que imita estos hallazgos arqueológicos en toda Europa: hoy pocos pueblos y ciudades de España no tienen iglesias, viviendas, edificios y palacios construidos en este estilo del próspero siglo XVIII. La corte española siguió siendo una de las grandes cortes europeas protectoras de las artes, haciéndose en 1737 con los servicios del mítico cantante Farinelli venciendo en la subasta al resto de las monarquías de la época, construyéndose los palacios de los “reales sitios”, el Teatro Real y la Real Pinacoteca que forma la base del actual museo del Prado. La política reformadora borbónica culminó en 1765 con la liberalización del comercio directo entre los puertos de España y de los virreinatos de la Américaespañola, facilitando el comercio al simplificarse los trámites administrativos y eliminar impuestos con resultados espectaculares: el puerto de La Habana pasó de un tráfico de seis naves comerciales al año en 1762 a superar las doscientas en 1768. En 1775 se fundan las “Sociedades de Amigos del País” en las principales ciudades y villas españolas para la promoción y difusión de mejoras a nivel local y asesoramiento a la Corona. Siguiendo las llamadas del padre Feijoo en 1726 o la del fiscal del Consejo de Castilla don Pedro Rodríguez Campomanes en 1775, por Real Resolución de 1778 se establece la libertad de enseñanza y trabajo para las mujeres en todas las labores, manufacturas y comercio eliminando cualquier legislación o costumbre local que pudiera haber en contra. Con la Real Cédula de 18 de marzo de 1783 se dignificaban los oficios manuales permitiendo a quien los ejercía el acceso a la administración pública así como el acceso a los títulos de hidalguía y nobleza, la de 2 de septiembre de 1784 se ampliaba a los hijos ilegítimos, y en 1788 alos niños de ambos sexos sin padres conocidos expuestos de las casas de acogida a los que sus rectores debían dar la debida educación y enseñanza en oficios y destinos. En 1785 en la universidad de Alcalá la primera mujer consigue el doctorado universitario, siendo la primera de Europa. Todo ello para la prosperidad y bien públicos en España e Indias.Revista Cultura y Ocio
En el siglo XVIII los reyes de la dinastía borbónica española Felipe V, Fernando VI y Carlos III implantaron desde 1700 a 1788 el llamado “despotismo ilustrado” como política de estado: en los territorios de la Corona no se reconoce más autoridad que la del Rey y a sus órdenes se unifica la legislación y se suprimen las aduanas interiores, desarrollándose reformas administrativas, fiscales, militares, educativas, científicas, tecnológicas, agrícolas, industriales y de infraestructuras como astilleros, canales y carreteras. En economía se sigue el “mercantilismo” que incentiva el comercio y la producción industrial nacional, defendida con barreras aduaneras que dificultan la importación de productos extranjeros. En política religiosa se sigue el “regalismo” que pone a la Iglesia bajo el control del rey especialmente desde el Concordato de 1753 que le permite elegir a sus mandatarios, actuando la Inquisición desde 1776 como una policía al servicio de la monarquía ilustrada con apenas residuales competencias religiosas. Y finalmente en política internacional la corona española pronto se pone en condiciones de defender sus intereses y dirigir su propio destino.