Revista Insólito

La desgracia y la tragedia de Edipo

Publicado el 16 septiembre 2017 por Redespress60

Inmortalizada por Sófocles y popularizada por Freud a través del psiconálisis, la historia de Edipo es la más famosa de las tragedias griegas…

Freud propuso por primera vez el concepto del complejo de Edipo en su libro de 1899 La interpretación de los sueños, a pesar de que no comenzó formalmente el uso del término complejo de Edipo hasta el año 1910. Freud pone este nombre al complejo a raíz del personaje de Sófocles de la mitología griega, que mata al rey Edipo, que es su padre y se casa con su madre. En la leyenda, Edipo es abandonado al nacer y por lo tanto no sabe quiénes son sus padres. Es sólo después de que ha matado a su padre para casarse con su madre, que descubre sus verdaderas identidades…

La desgracia y la tragedia de EdipoEscultura de Hermann Nitsch -1990

El Oráculo de Delfos

El oráculo de Delfos, situado en el templo dedicado a Apolo del santuario del mismo nombre al pie del monte Parnaso, en Grecia, era uno de los centros religiosos más importantes del mundo helénico. Para consultarlo había que trasladarse hasta el recinto sagrado, ofrecer a Apolo una tarta hecha con miel y sacrificar una cabra, que se quemaba en una hoguera rociándola con agua. Si el cuerpo del pobre animal temblaba durante la ofrenda, significaba que Apolo accedería a hablar.

El oráculo estaba a cargo de una anciana, la Pitia, y un hombre, el Profeta. Tras la pregunta que le hacía el solicitante, la sacerdotisa, instalada en la cripta del templo e inclinada sobre su trípode, entraba en comunicación con el dios. Mientras, masticaba hojas de laurel, espolvoreaba harina y bebía largos tragos del agua que manaba de la fuente sagrada. Si sus palabras, como sucedía a menudo, resultaban absurdas o ininteligibles, el Profeta estaba allí para ayudar a interpretarlas.

Destino inexorable

Cuando los reyes de Tebas, Layo y Yocasta iban a contraer matrimonio, el oráculo de Delfos les advirtió de que el hijo que tuvieran llegaría a ser el asesino de su padre y más tarde se casaría con su madre. Cuando nació su primogénito, Layo encargó a un conocido suyo que matase al niño para que no se cumpliera el funesto futuro que les había augurado el oráculo. Esta persona se fue hasta el monte Citerón, perforó los pies del niño y le colgó de un árbol para que muriera poco a poco.

Sin embargo, pasaba por allí un pastor, Melibeo, que escuchó el lamento del bebé y le salvó. Se lo entregó al rey Polibó y su consorte Mérope. Juntos le criaron y le pusieron por nombre Edipo, que significa el de los pies hinchados.

Al igual que muchos otros héroes de la mitología griega, cuando era un adolescente mostró su gran habilidad para la gimnasia, algo que levantó la admiración de muchos oficiales militares, que le veían como un futuro soldado. Uno de sus compañeros sentía envidia y le espetó que no era más que un hijo adoptado y que por tanto no tenía honra. Por ello acudió a su madre y le preguntó en reiteradas ocasiones si ella era su verdadera madre, pero Peribea veía que la verdad podría hacerle daño, así que insistió en asegurarle que era ella.

Sin embargo, Edipo no se conformaba con las respuestas, por lo que decidió ir hasta el oráculo de Delfos como era costumbre para que le diera respuestas y recibió un vaticinio que lo dejó lleno de estupor y preocupación: mataría a su padre y se casaría con su madre. Tras recuperar un poco la calma, decidió abandonar su tierra, su casa y su familia para huir de tan atroz destino. Edipo entonces decidió que no volvería a Corinto, por lo que puso rumbo a Fócida.

El destino inexorable iba, sin embargo, a cumplirse, a su pesar. En el camino que conduce de Delfos a Daulis, donde se parte en dos,  Edipo tropieza con un carro tirado por poderosas mulas le obstruyó el paso, y una voz injuriosa y dominante le ordenó con insolencia que dejara libre el camino. Irritado, contestó en mala forma el joven Edipo y trabándose en lucha con los ocupantes del carro dio muerte al dueño y a sus cinco escuderos: Edipo había dado muerte, sin saberlo, a su padre Laio.

A consecuencia de este crimen, Creón, hermano de Yocasta, ocupó el trono de Tebas. Y poco tiempo después un monstruo terrible, que tenía cabeza y seno de mujer, cuerpo de perro, garras de león, alas de águila y una cola armada de un dardo agudo, hacía sensibles estragos en el país. Era la Esfinge, mandada para vengarse de ofensas e impiedades de los tebanos y que proponía terribles enigmas a cuantos pasaban, y devoraba o arrojaba a las olas a quienes no respondían satisfactoriamente.

Por lo que Creón ofreció como recompensa la mano de su viuda hermana Yocasta y, por consiguiente, el trono de Tebas, a aquel que consiguiera descifrar el enigma de la esfinge y acabar ella.

La desgracia y la tragedia de Edipo

Edipo y la esfinge

Hay diversas versiones sobre la estirpe de la Esfinge, en ocasiones se cuenta que es hija de Equidna (víbora con cuerpo de mujer y cola de serpiente) y Ortro (perro de varias cabezas). En otras variantes es hija de Tifón. Algunas tradiciones atribuyen la paternidad de la Esfinge al rey de Tebas, Layo, también a Ucalegonte.

La cuestión es que Hera envía a la Esfinge a Tebas, para castigar a la ciudad por el amor culpable que sentía Layo por Crisipo, (se cree que esta fue la primera relación homosexual entre los antiguos). Así la Esfinge se estableció en el monte Fikión, al oeste de Tebas, y desde allí devoraba a todos los seres humanos que estuvieran a su alcance y atormentaba al país … hasta que llegó Edipo. El enigma más común de la Esfinge era:

  • ¿Cual es el ser que anda primero con cuatro, luego con dos, y después con tres patas y que se vuelve más débil según tenga más patas?
  • Hay dos hermanas una de las cuales engendra a la otra, y ésta a su vez engendra a la primera.

La respuesta al primero es el hombre, pues gatea cuando niño, camina de adulto y de viejo anda bastón. La respuesta al segundo son el día y la noche, pues el día en griego es femenino.

Según cuenta la leyenda, Edipo pudo resolver ambos enigmas por lo que la Esfinge, despechada y vencida, se lanzó al vacío desde lo alto de una roca, y se suicidó. Ante esto, Tebas hace rey a Edipo y le piden que se case con su reina Yocasta. Otras interpretaciones narran que fue Edipo, quien una vez que respondió al acertijo, atravesó al monstruo con su lanza y lo empujó por el abismo.

El Rey Edipo

Como recompensa, Creonte cumplió con lo prometido y le entregó a Yocasta. El ya rey Edipo y Yocasta llegan a tener cuatro hijos, los cuales fueron llamados Antígona, Eteocles, Polinices e Ismene.

El incesto no tardó en atraer la cólera de los dioses, los que lanzaron una espantosa epidemia que diezmó al país. Las crías de los animales y los hijos de los humanos se deshacían en el seno de sus madres antes de germinar. Consultado en la emergencia el oráculo, señaló como causa del azote la muerte violenta de Laio, y como único remedio el descubrimiento y la expulsión del culpable. Edipo profiere entonces las más atroces imprecaciones contra el desconocido criminal, mas no tarda en saber toda la horrible verdad. El adivino Tiresias, a quien acosa a preguntas, le revela el doble secreto: el homicida es el mismo Edipo; él también se ha casado con su madre: parricida e incestuoso, su raza será maldita.

La verdad era demasiado despiadada… Yocasta se suicidó colgándose de una viga de palacio al comprender que su marido era en realidad su hijo perdido y sus hijos Eteocles y Polinices lo maldijeron de por vida. La noticia había afectado en gran medida a Edipo, quien consideró que no merecía ver más la luz del día y decidió sacarse los ojos con un broche del vestido de Yocasta. Después fue expulsado de Tebas por sus hijos, aunque Antígona se fue con él para ayudarle y guiarle.

Llegan así cerca de una aldea de Atica, llamada Colona, donde había un bosque consagrado a las Euménides. Teseo, que gobernaba a la sazón entre los atenienses, acoge favorablemente a los viajeros y de pronto se oye un espantoso trueno que Edipo lo considera como augurio de su próxima muerte y marcha sin guía al lugar donde debe expirar.

Al llegar se sienta en una piedra, se desciñe sus vestiduras de luto, y después de haberse purificado, se pone el lienzo con que acostumbraban a cubrir a los muertos; hace alejar a su hija, y llamando aparte a Teseo la recomienda a su favor. La tierra tiembla en ese momento y se entreabre con suavidad para recibir a Edipo sin causarle violencia ni dolor, y Teseo, que está presente, es el único en saber el secreto de su muerte y el lugar de su sepultura.

La otra versión asegura que antes de exhalar su último aliento, Apolo le prometió que el lugar sería sagrado y consagrado a él y que aquello sería provechoso para la ciudad de Atenas.

La desgracia y la tragedia de EdipoEdipo y su hija Antígona

“Nadie sabe que eres el azote de tu propia sangre, de los muertos bajo la tierra y de los vivos aquí arriba, y el doble trallazo de la maldición de tu padre y de tu madre, te arrojarán de este mundo.” Sófocles, Edipo Rey

Ilustraciones: Vía Pinterest


Archivado en: Dioses y Arcontes Tagged: Apolo, Edipo, mitología, Sófocles, tragedia La desgracia y la tragedia de Edipo La desgracia y la tragedia de Edipo

Volver a la Portada de Logo Paperblog

Revista