La desilusión es un sentimiento muy profundo que proviene de haber esperado algo con la esperanza y seguridad de recibirlo y luego sentir que no lo hemos obtenido. Cabe destacar que utilizamos la palabra "sentir" debido a que la sensación que se apodere de nosotros será suficiente para crear el sentimiento, aun en el caso que éste no coincidiera con la situación real. Por lo general, se trata de actitudes, cuando la desilusión es respecto del comportamiento de personas o animales. Sí, ¿porqué no?, también de animales. Las personas, a veces crean relaciones con sus animales domésticos como si de personas se tratara. Si adiestro a mi perro para que realice sus necesidades en el jardín y luego de haber aprendido, de pronto un buen día aparecen sus excrementos en el salón de la casa, pues ¡seguro que me sentiré desilusionado del animal! Y se lo reprocharé. Aunque quizás, en realidad, debiera desilusionarme de mí mismo por no haber resultado tan buen maestro como suponía. Pero la mea culpa es un tema aparte que solemos mantener bastante alejado de nosotros mismos por cuestiones de conveniencia personal.
Puede también tratarse de situaciones o lugares, en cuyo caso es impersonal. "Quedé desilusionado al visitar por vez primera una ciudad". Quiere decir que esperaba ver otra cosa. La desilusión se gesta respecto de la ciudad y no tiene que ver, por ejemplo, con el arquitecto que la diseñó (con la salvedad hecha en algún caso específico en que de ello se trate).
Es un sentimiento proveniente de anomalías de la personalidad, pues sólo quien acumula y deja crecer grandes expectativas en su interior podrá sentirse desilusionado respecto de algo o de alguien en su vida.
La gente suele vivir con sus pensamientos colocados en el pasado o en el futuro y pocas veces concentra su mente en el presente, en sus vivencias del día a día, pudiendo palpar cada hora y disfrutar de las experiencias de cada minuto. Su mente funciona como una poderosa máquina del tiempo que la lleva a todas partes excepto donde debe estar.
Cuando la mente nos lleva de paseo al futuro, empieza a crear expectativas y necesidades a través de los pensamientos. Pero todo futuro va acercándose a nosotros hasta convertirse en presente. Y si en ese momento las cosas no concuerdan con las creadas por nuestros pensamientos, nos sentiremos "desilusionados". La misma palabra lo dice: hemos tenido una "ilusión" sólo creada por nuestra mente. La pérdida de dicha "ilusión" nos trae un malestar similar al de haber perdido algo que ya poseíamos.
Si aprendemos a vivir cada uno de los minutos que continúa al anterior, en nuestras vidas, poco tiempo deberá transcurrir para que advirtamos que nada perdemos y nada ganamos en la vida. Tenemos lo que debemos tener. Todo se da como se debe dar. Es recién entonces que podremos crear ambiciones sustentadas en proyectos de acuerdo con nuestros genuinos deseos, pero nunca nos sentiremos desilusionados, pues sabremos comprender que los resultados de nuestras acciones no serán ni más ni menos que los que deban ser.
Feliz lectura, feliz vida.
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Imagen: Gemma Marcos