La desvergüenza

López y sus secuaces celebrarán la efeméride en la que se recordará a las “víctimas de los abusos policiales”. Solos, por supuesto. No existe decencia en quien se una a este grupo manipulador que pacta con los terroristas la equiparación entre víctimas y verdugos. Entre asesinados y asesinos. Y les aseguro, válgame Dios, que son diferentes. Urkullu mueve con fuerza el sillón de Patxi, vasco él de toda la vida, y se apunta al separatismo o a la defensa del terror en nombre de la paz, que tiene bemoles. No he visto las armas de ETA. No entiendo como se puede negociar con algo que no existe, pero que está ahí. y con quien los mediadores internacionales de pago, sugieren una “mesa” común. No entiendo como se puede internacionalizar lo que llaman conflictto, cuando lo único que he visto en España los últimos cuarenta años, es una mafia asesina que aterroriza y cercena la libertad a la población en las provincias vascongadas, para recoger ahora su premio con el recuerdo a las víctimas policiales, a las víctimas de los asesinados, o sea. A las víctimas de quienes tienen que mirar diariamente los bajos de su coche por si les han dejado un recadito en forma de bomba lapa. A las víctimas de los que cambian diariamente de ruta para evitar ser tiroteados en la nuca, a traición, de forma cobarde. Respetemos a los asesinos, sus plazos, la intención política de los comunicados, e fin, que el Sr. López se aproveche de ello para evitar que Urkullu asiente sus vascas posaderas en Ajuria Enea, es razonable, pero no decente. La desvergüenza es otra forma de hacer política, por lo menos, para uno mismo, que es de lo que trata todo esto. No hay víctimas de la policía, sino que los policías han sido las víctimas de los asesinos, y tergiversar la realidad sirve de poco, además de ser una iniquidad.