Revista Opinión

La desvergüenza de la patronal del curato

Publicado el 25 septiembre 2009 por Elhombredelpiruli
La desvergüenza de la patronal del curato Sí, como suena, la desvergüenza de eso que se llama Conferencia Episcopal, es decir, la patronal de todos los curas españoles, alcanza ya límites intolerables. Ahora se permite el lujo de criticar al Congreso de los Diputados por el contenido de sus debates. El Congreso, que es casi tan lento como la Justicia (que ya tiene miga) debatió una propuesta de reprobación del Papa B16 por aquella frase -que debería haber perseguido de oficio la fiscalía-, en la que afirmaba que los condones solo sirven para propagar el Sida. La propuesta parlamentaria la presentó el diputado de Iniciativa per Catalunya Verds, Joan Herrera, el único que tuvo pelotas para hacerlo y el único que ayer votó a favor. Los demás se escondieron debajo de las sotanas del papa.A cuenta de este debate en el Parlamento, ese atajo de ancianos que llaman príncipes de la Iglesia, y que deberían estar en el asilo en lugar de revolver al rebaño, tuvo el cuajo de sacar una nota criticando a los representantes de los ciudadanos españoles: "pone en peligro el principio de la libertad religiosa", dice. ¡Qué desvergüenza! Pero si los únicos que hacen peligrar ese principio son ellos, los representantes de la religión verdadera. ¿Cómo se atreve esta pandilla de cabecillas de la institución más rígida, antidemocrática, falsa y reaccionaria a criticar a los representantes de los españoles elegidos democráticamente en las urnas. ¿Se puede tener la cara más dura?Bien es cierto que el Congreso, que suele estar al pairo de lo que sucede en la calle, ha tardado seis meses en propiciar un debate que debió hacerse en la semana siguiente a las declaraciones de B16 en Africa.
La desvergüenza de la patronal del curatoEl Vaticano es un Estado como otro cualquiera -así está considerado por el Derecho Internacional aunque a cualquier persona sensata pueda sonarle ridículo-, tiene sus embajadores en otros países y sus representantes en las insticiones internacionales, como las Naciones Unidas. Por ello, las manifestaciones y los actos de su dirigente máximo, aunque sea tan vitalicio como Fidel Castro en Cuba, están sujetas a la crítica y al debate. Cuando el Gran Virón dijo aquello, todos los países de la Unión Europea debían haber llamado a su embajador a consultas y exigirle una explicación. Nadie lo hizo.Solo un diputado de un grupo minoritario, Joan Herrera, se atrevió a poner al papa en el lugar que se merece, no por encima de los demás mortales como ellos pretenden hacernos creer desde hace dos milenios. Porque eso de la infalibilidad del papa no se lo cree ni el último de curas de este país.

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