¿Qué pasaría si para ser exitoso en la vida necesitaramos algo más que el talento o la inteligencia?
“En el momento en que creemos que el éxito está determinado por un nivel de habilidad, en comparación con la resistencia y el trabajo duro, nos volvemos frágiles ante la adversidad.” -Joshua Waitzkin
HikingArtist (CC BY-NC-ND)
En los últimos años se han realizado diferentes estudios para detectar qué elemento tiene más relevancia a la hora de medir el éxito de una persona. Y los resultados sorprenderán a más de uno, ya que se ha demostrado que no es ni la Inteligencia Emocional, ni la apariencia física ni el coeficiente intelectual, sino que es la determinación, la clave del éxito.
Estos mismos estudios demuestran que personas con mucho talento pueden no llegar a desarrollar su máximo potencial debido a su falta de determinación y compromiso con sus propios objetivos.
Y es que la determinación consiste en desarrollar un compromiso con nuestro futuro. Es poseer la pasión y perseverancia necesarias para alcanzar nuestras metas a muy largo plazo. La determinación es vivir nuestra vida como si fuera una maratón y no una carrera de velocidad.
Pero, ¿qué determina nuestra propia capacidad de persevar?
De acuerdo con la autora Carol Dweck, las personas nos dividimos entre aquellas con “Growth Mindset” o “mentalidad de crecimiento” y personas con “Fixed Mindset” o “mentalidad fija”.
Quienes cuentan con una “mentalidad fija” piensan que su inteligencia y habilidades vienen ya determinados y que si algo implica un gran esfuerzo por su parte es que no poseen el talento suficiente para destacar en ello.
Aquellos con una “mentalidad de crecimiento” piensan que las habilidades y el talento pueden ser cultivados a través del esfuerzo, la dedicación y el estudio. Esta mentalidad nos permite tener una visión resiliente de la vida y de los desafíos y obstáculos que deberemos sobrepasar para alcanzar el éxito.
Cuando decimos que nosotros somos “más de letras”, “que no somos creativos” o “que no tenemos capacidad artística”, estamos mostrando una mentalidad fija, que nos impide ver que con esfuerzo y dedicación podemos hacer frente a cualquier reto.
Debemos empezar a tomar conciencia de que la diferencia entre mentalidades afecta nuestras vidas a cualquier edad y en todos los aspectos de nuestra vida. Pero sobretodo, saber que nuestro cerebro cambia y “crece” con nuestra determinación por conseguir desarrollar nuestros talentos y habilidades.
La próxima vez que nos enfrentemos a un desafío, en vez de decir “No puedo hacerlo”, digamos “No puedo hacerlo TODAVÍA“. Añadir esa sola palabra nos ayudará a tener presente que el éxito está por llegar, solo hace falta la determinación necesaria para conseguirlo.