Las urnas están a punto de abrirse en Andalucía y los ciudadanos podrán ejercer el único poder que les queda en esta democracia degradada española. En el momento de votar, es importante tener presente el balance de los partidos, su méritos y sus errores, los beneficios que ha aportado y los daños que han causado. Hoy analizamos el PSOE y mañana analizaremos el PP. En lo que se refiere al PSOE, los daños causados a España y sus transgresiones a la democracia y a la decencia son inmensos y sobrecogedores, suficientes para que ese partido fuera precintado por la Justicia. Esos daños forman una montaña impresionante, plagada de abusos, suciedades y traiciones que jamás deberían olvidarse. En Andalucía, donde el socialismo gobierna desde hace cuatro décadas, todos esos males se multiplican y hay que agregar una dosis insoportable de corrupción e ineficiencia, ya que la región, después de haber recibido más de 100.000 millones de euros de la Unión Europea para que se desarrolle, sigue en la cola de Europa, dominada por el desempleo y el atraso, con indicadores económicos peores que hace 25 años. Los estragos del socialismo español merecen un monumento tan grande como el Valle de los Caídos, para que los españoles jamás olviden el daño que causó el socialismo a nuestra nación. ---
Los socialistas provocaron la guerra civil con su ambición y violencia, saquearon el oro del Banco de España y lo enviaron a la URSS de Stalin. Con Felipe González abrieron las puertas a la corrupción, traicionaron a España permitiendo los desmanes del nacionalismo catalán, entonces comandado por el pérfido Pujol, engañaron a los ciudadanos con el referéndum sobre la OTAN, en el que tal vez hubo pucherazo, desindustrializaron el país, cuando era la novena potencia industrial del mundo, y lo reconfiguraron al gusto de Alemania, Francia y Gran Bretaña, aceptando un papel secundario en la Unión Europea, sometieron y politizaron la Justicia, prostituyeron la enseñanza, desarticularon la sociedad civil, pervirtieron la política y la democracia, acabando con el protagonismo de los ciudadanos, dieron todo tipo de facilidades a Gibraltar, causaron la primera gran ruina de España y traspasaron la línea rojo del “terrorismo de Estado”. Después, con Zapatero en el poder, el socialismo nos llevó a la segunda gran ruina, prostituyó todavía más la enseñanza, profundizó en la corrupción, sometió aún más a la Justicia, agrandó el Estado, llenándolo de socialistas enchufados, dio alas al separatismo y al odio de los catalanes y, con la ley de Memoria Histórica, desenterró todos los fantasmas del pasado, resucitando el odio y acabando con el espíritu de reconciliación generado en la Transición. Zapatero fue considerado por numerosos analistas y observadores como el político español más nefasto y dañino desde el felón rey Fernando VII. Ahora, con Pedro Sánchez en la Moncloa, el socialismo está superando todas sus marcas y miserias y causando estragos que, para muchos, serán irreversibles. Su gobierno, conquistador del poder sin los votos del pueblo, con solo 84 diputados y sostenido por golpistas catalanes, nacionalistas vascos, amigos del terrorismo etarra y totalitarios de la extrema izquierda comunista, es un modelo de ignominia, torpeza y desvergüenza, con dos ministros dimitidos y con otros sospechosos de fraude fiscal y otras irregularidades, entre ellas las del propio presidente, que copió su tesis doctoral y alcanzó el doctorado con la ayuda de un tribunal de amigos.
La política de Sánchez está siendo terrible para los intereses de España, causando daños en la relación con Cataluña, a cuyos golpistas hace todo tipo de concesiones como pago al apoyo que prestan a su gobierno. En el caso del Brexit, donde existía una oportunidad de oro para recuperar la soberanía de Gibraltar, la negociación de Sanchez en Europa nos condujo a la derrota y a la consolidación de la colonia, todo ello sazonado con mentiras y engaños que en cualquier país decente habrían provocado cien veces la dimisión.
Ese socialismo terrible y depredador, causante de grandes males a España, está a punto de volver a ganar las elecciones en Andalucía, donde, además de generar atraso, corrupción y los impuestos más elevados de España, que nunca se traducen en mejoras y servicios de calidad, ha empleado grandes masas de dinero público en crear una red clientelar y de subsidios que prácticamente les garantiza la victoria eterna en las elecciones, una vergüenza más antidemocrática que añadir a su espantoso balance.
El escándalo de los EREs en Andalucía tiene el sucio mérito de ser la mayor corrupción en la Historia moderna de España, con dos ex presidente (Chaves y Griñán) implicados, justo a decenas de altos funcionarios del gobierno, un escándalo acompañado por otros en los que el dinero público desapareció, empleado en prostitutas, drogas y otras vilezas.
Con todo ese elenco de barbaridades a la espalda, nadie se explica como el socialismo puede subsistir en España y, además, seguir ganando elecciones y gobernando. Todo un misterio o quizás el resultado del constante envilecimiento desde el poder del pueblo español actual, muy diferente al que en el pasado estuvo adornado de valores como el honor, la honradez y la valentía.
Francisco Rubiales
Revista Opinión
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